Hay que festejar por la clasificación a las semifinales de la Copa de la Liga por lo obvia celebración de haberse asegurado un lugar en el top 4, pero sobre por razones más sustentables. Racing, como cuarto de la Zona A, tuvo en el cruce a Vélez, primero de la Zona B, que llegaba a esta instancia con casi el 79,4% de los puntos obtenidos gracias a un funcionamiento destacado con aportes individuales de alto rango. El equipo de Juan Antonio Pizzi, en tendencia de consolidación, sin goles recibidos en las últimas cuatro presentaciones, confirmó la evolución. Y eso adquiere por el desempeño de Racing ante semejante rival.
Más que la talla, Racing dio la certeza de que cuenta con valores individuales sobresalientes, como Gabriel Arias, clave en un cabezazo tapado a De los Santos y en el tiro a Janson en la serie de remates luego del 0-0. A las manos de Gaviota las acompañaron la firmeza de la defensa, con la dupla Sigali-Nery Domínguez como dique, y Mena en todo el carril izquierdo. Pero hubo más, porque Martínez cortó y distribuyó con exactitud, Piatti se movió para que de allí surgiera abastecimiento fluido y los tres de punta (Cvitanich, Copetti y Chancalay), a su tarea específica, le agregaron la presión para que Vélez no progresara desde su primera línea.
La coordinación colectiva expuso otro hecho incontrastable: la hipótesis de juego que concibió Juan Pizzi se verificó en los 90. El 4-3-3 se descomponía con el retroceso de Chancalay y el adelantamiento de Miranda para, entre otras cosas, quitarle libertad de movimientos al doble pivote de Vélez -sobre todo a Cáseres-. No eran las únicas piezas que el DT atendió en su puzzle, ya que demandó la contención del conjunto para que Orellano y Almada, dos de los pibes talentosos en Liniers, tuvieran dificultades en sus avances. Entonces, que Piatti y Cvitanich, por ejemplo, se sumaran a la red de protección fue un suceso causal.
En el ida y vuelta Vélez generó chances (Lucero, Almada, la señalada de De los Santos, Janson) con réplicas inmediatas de la Academia (Chancalay un par de veces, Cvitanich, Copetti): puestos en el palo y palo, Racing jamás se ocultó y respondió en el mismo tono, tal vez sin la elaboración que Vélez alcanzó a darles a algunos de sus ataques nítidos.
Desde los 11 metros, hasta el único disparo no acertado, el de Sigali, tuvo destello de calidad: la bola rebotó casi en la unión del travesaño con el poste izquierdo. Rojas, Chancalay, Fabricio Domínguez y Copetti se combinaron con la magia de Arias (desvió con sus piernas la ejecución de Janson) para que Racing, fortalecido y con buen semblante, reafirme sus mayores deseos.
Fotos: Paola Lara y Lucas Thiele
(Prensa Racing Club)
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