Racing Club: Un reparto sin proporción

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Los accidentes comenzaron de inmediato: una bomba de Santos estalló en el ángulo superior derecho del arco de Arias en el inicio del partido y, cinco minutos después, una exagerada interpretación de Patricio Loustau ante una acción de Copetti (saltó, junto a Tenaglia, con un su brazo izquierdo apoyado en el cuello del defensor de Talleres, sin moverlo) derivó en una tarjeta roja que dejó a Racing en la peor situación: en desventaja prematura en resultado y en cantidad de jugadores. Como si eso no bastara, Talleres mostraba chapa de puntero, con presión alta, verticalidad y achique del campo hacia adelante. Si bien no acumulaba ocasiones para convertir, complicaba en extremo la idea de Racing de avanzar con pelota.

El equipo de Úbeda se fue recomponiendo de a poco, con las penetraciones de Fabricio Domínguez por derecha, que superaban en el mano a mano a Díaz. Un ataque a fondo provocó una falta de Fértoli, que venía de recibir una amonestación: segunda amarilla para el Rayo y tiro libre en centro que generó una falta de Díaz a Cvitanich en el área. El penal lo convirtió Lisandro López para una paridad restablecida a pleno, en marcador y formaciones.

Racing fue más que su rival en el segundo tiempo, con ocupación del campo ajeno, con algunas situaciones favorables (la más nítida, un remate externo de Fabricio Domínguez exigió a Herrera), alguna omisión de Loustau (en una maniobra similar a la que le costó la expulsión a Copetti, Méndez, en el área propia, hizo lo mismo en la cara de Mena) y un control de la pelota que alejó a Talleres de la zona más cercana a Arias. De hecho, salvo un par de centros de Auzqui, no había sucesos que anunciaran zozobra… hasta que un zurdazo de Díaz, en volea, representó el segundo golazo cordobés para que Talleres se fuera firme en la punta.

El empate habría sido adecuado al desarrollo. Pero cuando la mano viene torcida… 

Foto: Paola Lara.
 

(Prensa Racing Club)