Fue una figura de vital relevancia durante los años de gloria heptacampeona del club y obtuvo 10 títulos defendiendo el arco académico. Un adelantado para su tiempo que dejó un sello técnico y personal que luego intentarían imitar los goleros que lo sucedieron. Hoy se lo recuerda una vez más con respeto y admiración, por ser uno de los grandes de nuestra historia.
La afirmación resulta tan obvia como ineludible cuando se hace referencia hacia un pasado como el nuestro: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia repleta de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocer la historia para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.
Imbatible. Siempre imbatible. Y con una estampa que sigue alucinando pese al paso del tiempo. Recostado contra un poste, con las rodilleras puestas y sin guantes en la mano, era la imagen de un portero descomunal. Ese era Croce. Marcos Francisco Croce, que jugó en el club entre 1917 y 1925, falleció el 10 de julio de 1978, cuando tenía 84 años y cuando aún soñaba con volar de palo a palo para impedir el grito ajeno. Debutó en Primera demasiado joven, a los 14 años, pero con condiciones que ya lo hacían sobresalir con respecto a otros colegas mayores. En mítico club Alumni fue testigo de sus primeros días y su evolución como golero, antes de que fuera transferido a Racing para reforzar el arco, con un previo paso por el Club Atlético Estudiantes de Buenos Aires.
En los nueve años que estuvo en la institución, consiguió, nada más ni nada menos, que diez títulos: la Copa Campeonato de 1917 y de 1918; la Copa Ibarguren de 1917 y de 1918; la Copa de Honor Municipalidad de Buenos Aires de 1917; el torneo de Primera División de 1919, de 1921 y de 1925; y la Copa Ricardo Aldao de 1917 y de 1918. Además, alcanzó a disputar algunos partidos en la Selección.
Famoso por su talento para intuir dónde irían los disparos rivales, el goalkeeper -así se los llamaba a los arqueros a principios del siglo XX- nacido el 6 de mayo de 1894 dejó también una frase que quedaría para el recuerdo por haber sido un claro ejemplo de la pasión futbolera de aquel entonces: “Ostento en mi carrera de jugador, el honor de no haber mercantilizado mis esfuerzos y de haber practicado en todas las ocasiones el deporte por el deporte mismo. He sido amateur en el más amplio sentido de la palabra”.
Héroe de otro tiempo, arquero eterno, Croce fue uno de los abanderados del club en una etapa cargada de laureles blancos y celestes. Hoy se cumplen 42 años de su partida física y la institución enaltece su figura una vez más. Sabido es el hecho de que Marcos Croce tendrá su lugar reservado por siempre en la memoria racinguista para siempre. Se lo ha ganado. Como el resto de nuestros ídolos.
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(Racing Club)