Al igual que a lo largo de casi todo este 2020 la Sede Capital volvió a convertirse en una usina de esperanza para mucha gente en medio de las dificultades que se atraviesan a nivel general debido a la pandemia de coronavirus. El último fin de semana la casa académica volvió a hacer un nuevo reparto de viandas de alimento y además se repartieron juguetes entre los niños y las niñas presentes.
Había que estar junto a la gente en un momento como el que se vivió y que se vive. Y Racing lo estuvo. Siempre. Desde el área de Responsabilidad Social del club como eje de coordinación del trabajo solidario en las distintas sedes sociales y junto a la tarea mancomunada de sus filiales en las distintas provincias, la institución aportó su granito de arena para ayudar a quienes más lo necesitaban en un momento de necesidad extrema y con pocos precedentes en la historia reciente, tanto de nuestro país como del mundo entero. Por eso esta semana final del año que está por terminar no podía ser la excepción que rompiera la regla. Y desde la Sede de Villa del Parque, bastión central de la ayuda racinguista a lo largo del 2020, se llevó a cabo la entrega final de las viandas solidarias de comida.
La acción se realizó durante el fin de semana en el emblemático edificio ubicado en la calle Nogoyá 3045 en la Capital Federal y fue el broche apropiado para una serie de acciones que resultaron ser una constante a lo largo de gran parte de los sábados del año -junto a los feriados patrios- desde que la pandemia de COVID-19 empezó a afectar al país de manera generalizada y se decretó el inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio, allá por finales del mes de marzo. A lo largo de poco menos de diez meses se llevaron a cabo más de treinta jornadas de entrega de viandas, en las que se calcula de manera estimativa que se entregaron en total unas 15.000 raciones de comida. Además, también se le dio la posibilidad a la gente de que pudiera llevarse ropa además de algo que comer, gracias al activo trabajo de recolección y selección que efectuaron los voluntarios del lugar, que junto a los integrantes de la cocina demostraron estar a la altura de una circunstancia tan destacada como lo es el ayudar a los más necesitados en un momento de singular urgencia como el vivido durante este tiempo.
A lo largo de este último fin de semana, que marcó el cierre del año de colaboración por parte de la sede racinguista, la comida casera preparada y embalada en raciones estuvo orientada a ser un sustento tanto para las personas como para las familias más necesitadas durante las festividades navideñas y el final del 2020. Además, la ocasión fue aprovechada para que un Papá Noel académico entrara en escena y repartiera juguetes entre los presentes, para que tanto los niños como las niñas que se acercaron a la Sede Capital pudieran esbozar una sonrisa y recibir una caricia al corazón en medio de las dificultades que se atraviesan. La esperanza siempre resulta ser el motor que invita a pensar en un mañana mejor. Y en Racing se sabe que contribuir a generar ese sentimiento es algo por lo que vale la pena continuar con la tarea solidaria.
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(Racing Club)