Tiene mucho valor, por la prolongación de las victorias, por la preservación del arco invicto y por lo que se viene. Y más, para disfrutar con el añadido de lujo: los ataques permanentes que no alcanzaban para vulnerar la firme defensa de Sarmiento rindieron fruto con el golazo de Benjamín Garré, ingresado a los 34 minutos del segundo tiempo y celebrado a los 38 con ese zurdazo desde afuera del área como conclusión de un slalom de derecha a izquierda.
Con más velocidad en la salida y mayor paciencia para ensayar el juego asociado, Racing mostró una merjoría respecto de su última presentación de local, ante Gimnasia. Porque se le presentaron dificultades similares, es decir, un rival que le dio privilegio a la protección de su zona para apuntar a la salida rápida. Y ante ese panorama que se hizo evidente apenas pasado los 15 minutos de arranque, el equipo apuntó a contrarrestar esa fórmula con un juego ancho, con Mena y Cáceres proyectados, y con los pases interiores con los que Piatti quiso romper esa muralla.
Dos veces, en ese primer capítulo, los envíos por aire también siriveron para acercarse al gol, con un cabezazo de Correa y un anticipo de derecha de Cáceres que se desviaron por poco. Aun con más insistencia y crecimiento en la lucidez para interpretar el partido, también es cierto que la fluidez todavía cuesta para que la continuidad no decaiga. Mena, siempre eficaz por izquierda, la solidez de Martínez (notable en un cierre en el área chica en el único ataque profundo de Samiento) y Domínguez y la distribución de Piatti fueron aspectos destacados, hasta que Garré -no jugaba desde marzo de 2020- resaltó sobre el resto con causa justa. ¡Bienvenido, Benja!
Fotos: Paola Lara
(Prensa Racing Club)