Difícil aceptar que el primer tiempo no acabara con un piso de dos goles de diferencia a favor de Racing. Porque el dominio fue absoluto, con control de la pelota, ocupación de espacios lejos del arco propio, amplitud de campo y profundidad por las bandas. Y fue de principio a fin, porque a los 25 segundos, un centro de Gabriel Hauche fue conectado por Enzo Copetti con un cabezazo que Medina frustró contra el palo derecho. Ante la imposibilidad de Arsenal de progresar, redujo terreno con todos sus jugadores detrás de la línea de la pelota. Racing quebró con pase rápido y siguió acumulando chances, también con remates exteriores para superar el dique ajeno. De un zurdazo de Gonzalo Piovi contra el poste izquierdo llegó el 1-0. No fue sorpresa; eso sucedió cuando el visitante, en un centro perdido, encontró a Kruspzky en un anticipo en el área chica. Imposible de creer…
Hubo mayor equilibrio en la segunda parte por dos razones: Arsenal se alejó de su zona y a Racing le costó romper por afuera; la posesión no le aseguró claridad porque pese que Fernando Gago no guardó nada (ingresaron Carlos Alcaraz, Edwin Cardona, Matías Rojas, Jonathan Carbonero y Maximiliano Romero), en general las maniobras terminaron por el centro. Un ejemplo fue el de Carbonero, cuyas acciones como extremo izquierdo concluyeron con enganches hacia adentro. Sin desbordes, con pelota a cargar, las ocasiones -a diferencia de lo ocurrido en el primer período- se redujeron a disparos externos, como uno de Facundo Mura, otro de Rojas y el restante de Carbonero.
Los dos puntos perdidos generaron lamento. Nada más coherente: el empate no entraba en ninguna hipótesis, mucho menos luego de los indicios que dejó el primer tiempo.
Fotos: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)