Por juego, por paciencia para no alterar el plan, por calidad individual y movimientos colectivos que le permitieron llegar en profundidad y generar situaciones nítidas para convertir… Por todas esas razones Racing debió haber sacado ventaja mucho antes que en el tramo final del primer tiempo, cuando un zurdazo de Nardoni y luego un derechazo de Ojeda pusieron la distancia exacta.
Mansilla, arquero visitante, fue la causa de la demora, porque antes de los dos gritos les había tapado definiciones de gol a Ojeda, Oroz y Nardoni, que se sumaron a un tiro libre de Piovi en el travesaño y un cara a cara de Trapito resuelto ancho.
Racing no se apartó de su idea de mover pelota y ejecutantes hasta dar con el espacio para romper el bloque bajo de Central Córdoba. Así logró perforar, como también tuvo lucidez para no apagarse: el 1-0 salido de un córner jugado al ras para la aparición de Nardoni al borde del área fue demostración de concentración plena.
Sin ceder en su ambición, el 3-0 fue certificado de ese deseo de prolongar la supremacía, con la recuperación alta de Piovi y su asistencia para Oroz. Las modificaciones en la formación alteraron en parte lo que había fluido con naturalidad. De hecho, Arias sumó trabajo continuo después del descuento de Kalinski con dos intervenciones estupendas. Fue un episodio momentáneo, que no cambió lo sustancial.
(Prensa Racing Club)