Racing Club: Rendirse jamás

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Frente al dolor, aun el más profundo, quedan dos caminos: el abismal, que sólo reaviva las heridas y conduce a la autodestrucción, y el de la sanación en base a convicciones, determinación y coraje, Racing nunca se escondió: procesó el duelo de una dura derrota y se aferró a la continuidad competitiva para retomar la luz, esa que a partir de su juego iluminó buena parte de la temporada que está a punto de cerrarse. Frente a Tigre, esta tarde en cancha de Huracán, el equipo de Fernando Gago mostró una vez que la declaración de principios es un conjunto de palabras que se transforma en hechos.

Racing reaccionó a un 0-2 al cabo del primer tiempo para convertirlo en un 3-2, en tiempo suplementario, que lo pone en la final del Trofeo de Campeones, este domingo a las 17 en San Luis, frente a Boca. Cuando la tempestad anunciaba complicaciones severas, Racing blindó su espíritu, mantuvo la lucidez para no despediciar la pelota y revirtió una tendencia que parecía imposible de torcer. Porque en los primeros 45 minutos, sin padecer un notorio dominio ajeno aunque sí un desarrollo que Tigre supo controlar sobre todo por la influencia de Colidio, se encontró en desventaja por dos sucesos puntuales en los únicos avances a fondo del rival. En el primero, incluso sin ser un ataque en ventaja, se puso arriba gracias a un penal ejecutado por Retegui luego de una falta que no se adivinaba como indispensable (Gómez tómo de la camiseta al punta y la falta fue sancionada vía VAR) y una pelota que Colidio empujó luego de un par de rebotes y Jona no pudo rechazar de cabeza sobre la línea. Para mayor infortunio, Copetti se fue a los 43 minutos con una lesión en su rodilla izquierda (deben hacerle estudios) y, 60 segundos después, Romero no pudo descontar después de un pase exacto de Alcaraz.

Racing jamás se rindió colectivamente porque siguió confiando en el movimiento de la pelota y en la asociación de los mejores pies, ni tampoco se desinfló individualmente. Jonatan Gómez puede dar fe: arranque a pura gambeta vertical, asistencia a Romero y 1-2; aparición en el área chica para recibir la retribución de Maxi y 2-2… todo en 38 minutos. No fue el único: Sigali sostuvo atrás, Moreno dio respaldo en cada rincón, Piovi terminó con alma indomable pese a las dolencias física, Romero -señalado está- pesó en el área de Tigre y Hauche fue revulsivo. Gaby lo graficó con la estupenda maniobra del 3-2, casi sobre el fin de los 30 minutos agregados, cuando fue rayo para surgir desde atrás y cabecear el centro de Carbonero.

El 3-2 refrescó las imágenes del 2-1 vs. Unión, del 4-3 frente a Central y, por qué no, del 3-3 contra Defensa y Justicia. Esos sucesos, como la gran proporción de los capítulos que Racing ha escrito en este 2022, cuentan con letra firme de quien sabe lo que hace porque se ha preparado para eso y pone en juego sus mejores recursos… los de la cabeza y los del corazón.

Foto: Paola Lara.

(Prensa Racing Club)