Racing Club: Orgullo por este equipo

Racing

Seguramente, el desconsuelo armará vínculo con la decepción y esa yunta de malas consejeras en contextos como este llevarán a una reflexión prematura de frustración por lo que debió haber sido y no fue en una de las semifinales de la Copa de la LPF que, en cancha de Lanús, Racing jugó con Boca. Porque Racing debió haber ganado con relativa comodidad en los 90 minutos por concepto y ejecución. Pero el 0-0 llevó a la definición por tiros desde el punto penal y, en esa serie, el rival se impuso 6-5 (Chila Gómez le atajó uno a Salvio, en tanto Rossi lo hizo con el de Enzo Copetti y Emiliano Insúa desvió su disparo).

El apego a las convicciones y la ratificación de una idea se confirmaron sin demora y durante mucho tiempo. Racing no esperó el período de cautela y estudio del rival para hacer lo que mejor hace: jugar lejos de su arco, controlar la pelota e imponer condiciones. Llevó a Boca contra su zona, anuló sus recursos (la banda izquierda, la de Fabra y Villa) y presionó cerca del área rival, con coordinación colectiva. Salvo un lapso inferior a diez minutos, en el primer tiempo no hubo manera de que Boca tuviera chance de buscar conexiones entre sus volantes para despegar rumbo a sus puntas. Tanto fue el dominio del equipo de Fernando Gago que no se detectó ninguna aproximación a la zona más próxima a Chila Gómez; en cambio Rossi tuvo zozobra recurrente. Ocho ataques a fondo, cerrados con diversa precisión, sumó Racing en el período inicial, con un mano a mano de Tomás Chancalay definido ancho, un cabezazo de Carlos Alcaraz que retuvo Rossi, otro de Leonardo Sigali que Copetti no alcanzó a empujar y un tiro libre de Chanca que Benedetto quiso tapar y terminó por rebotar en un hombro de Rossi. El 0-0 de esa tapa refutó la hegemonía impuesta por la Academia.

En el segundo período, con menos frecuencia en los ataques nítidos, Racing mantuvo el dictado del guión, salvo en el efímero instante de los primeros cinco minutos. Eso sí: Boca fue igual a sí mismo y se consumió en el tiempo regular corriendo para recobrar la pelota y sin haber exigido siquiera una vez a Chila Gómez, que sólo fue requerido ante una definición franca… si acaso se puede considerar así un cabezazo débil de Zambrano. Racing no cedió en ambición ni en posesión y también pudo haber festejado con otro cabezazo y en una volea de Alcaraz -se destacó, de nuevo, en sus apariciones de falso nueve-.

Racing se va de la Copa de la LPF con estadísticas destacadas, que exceden las de esta semi: invicto, con nueve triunfos, siete empates, 30 goles a favor y apenas 10 en el arco propio. Pero se sabe que el fútbol suele deparar contradicciones y sinsentidos. Así se explica que Racing no esté en la final del primer certamen del año. Cuando se disipen la bronca y la tristeza, se renovará el orgullo por un equipo apasionado, comprometido, con funcionamiento preciso y ofensiva voraz. 

¡Quiero verte siempre así, Racing!

Foto: Fabián de Ciria

(Prensa Racing Club)