Paciencia para la fluidez. Eso necesitó Racing en su propósito de vulnerar a un rival programado para ocupar espacios desde el medio hacia su arco. Y le costó al extremo de una derrota que aleja de las máximas pretensiones.
No luce San Lorenzo, sino que se hace fuerte en la solidez en su zona, en especial cuando admite que el rival cuenta con más recursos. Racing no modificó su idea, búsqueda ni voluntad de sostenerse con la pelota y la circulación. Tocó, pasó y le dio continuidad a esa construcción, pero no le alcanzó para vulnerar a una línea de cinco defensores y cuatro volantes organizados en los últimos 40 metros. Porque Giay y Fernández Mercau fueron laterales con muy poca proyección y Cerutti junto a Barrios retrocedieron para obturar a Mena y Mura. A Racing le faltó, tal vez, ensayar con remates externos, pero le costó encontrar el hueco también por las razones apuntadas: un bloque bajo adversario con superpoblación.
En el segundo tiempo la situación se agravó con la ventaja prematura de San Lorenzo, en su primera aproximación de riesgo. Y como se presumía: con pelota larga, rebotada (la bajó Vombergar con un cabezazo) y definición de Méndez, con la ventaja de espacios sin las coberturas a tiempo. Cuatro minutos después, Chancalay pisó a Giay y el VAR mostró lo evidente: la roja fue inexcusable.
Si en paridad el contexto resultaba arduo, 0-1 y con diez, todo parecía cuesta arriba. Pero Racing fue, sin temores y con ambición. Y no demoró en empatar con una prolija conexión entre Gómez, Moreno y Copetti, cuyo cabezazo estimulaba optimismo.
A mil revoluciones, el equipo siguió con el arco de Batalla como rumbo fijo, sin regular ni reducir dotación en ataque. Probablemente, en función de lo que veía, la posesión y el ritmo sin palo a palo le habría servido para barajar y dar de nuevo. Con ese ímpetu, por cierto conmovedor y ajeno a toda especulación, la carta estaba marcada: en el refugio de su campo y con el espacio amplio -y Racing con menos hombres para cubrirlo-, San Lorenzo era mano… Otro pelotazo, pivoteo de Bareiro de arriba y anticipo de Vombergar a Mena. El punta de San Lorenzo, clave en el resultado, intuyó que la bola peinada por su compañero habría de caer en su zona y dejó al Chueco sin respuesta para una carrera que derivó en el segundo gol visitante.
Otra roja, a Sigali por fuerte falta a Bareiro, llevó el empate a lo imposible. Nada salió bien: derrota que corta un invicto de 17 cotejos por torneos locales en el Cilindro y complica en el avance en la tabla de la Liga y en el acumulado para el acceso a Libertadores, dos expulsados y un desempeño que obliga a una revisión.
Foto: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)