Fue un retroceso, no sólo porque Racing sigue sin poder hilvanar dos victorias consecutivas. Si no porque, sobre todo, el equipo jamás encontró los caminos para imponerse en un contexto de fricción y, en especial en la segunda parte, control de situaciones por parte de Estudiantes.
El rival complicó porque estableció dos ejes: con uno, buscó y logró enturbiar la salida limpia que Racing se propone para construir desde el primer pase. Si bien no fue con presión alta, sí contrajo líneas en tres cuartos y eso representó una dificultad para progresar de manera coordinada; con el otro, ya en ventaja, se ubicó en su campo y achicó hacia atrás. Y en ese terreno reducido no funcionó el toque de Cardona; entonces, Racing dependió de las rupturas que Alcaraz y Gómez pudieran conseguir. El 1-0 nació de una cobertura ineficaz, porque Estudiantes avanzó por su izquierda, atrajo marcas con Mas y la zona detrás de Mura quedó despoblada. Zapiola apareció libre en el área, sacó un tiro rasante y Boselli, con un taco, mostró que su capacidad de definición está intacta. Racing, en su único ataque a fondo en el primer tiempo, pudo haberlo empatado. Mura puso la pelota para que Copetti la peinara hacia atrás y Hauche primero y Alcaraz después no llegaron a empujarla, de cabeza, al fondo del arco.
En los segundos 45 minutos, aquella relativa paridad de origen se rompió a favor de Estudiantes por un par de razones: vulneró por su banda derecha, con Godoy y Castro, y se paró en territorio ajeno con una determinación que lo llevó a dominar hasta en las segundas pelotas. Sin el balón, corriendo en procura de la recuperación, Racing lejos estuvo de su imagen habitual. Casi no se aproximó a Andújar (apenas se cuentan un avance de Alcaraz frustrado en un cruce exacto por Godoy y un tiro libre del volante cercano a un palo) y padeció, también, las equivocaciones del árbitro Pablo Dóvalo, con una expulsión incorrecta a Carbonero por una falta que sólo admitía una amonestación (la del cierre, a Alcaraz, no admite reproches).
Racing, incómodo en la aspereza y sin lucidez, tuvo un tropiezo inoportuno. El desafío, ahora, consiste en levantarse sin demoras.
(Prensa Racing Club)