Racing Club: Expande las fronteras

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El testeo internacional es una buena medida para probar al equipo en otro contexto, ante rivales contra las cuales los antecedentes tiene valor en extremo relativo. Y si ese adversario proviene de Brasil, la prueba adquiere relevancia. Cuiabá apareció en modo Palmeiras, un estilo que los brasileños han adquirido para volverse rocosos y lastimar con espacios a favor su técnica permanente. El equipo de Mato Grosso se inclinó de manera decidida por jugar al espacio, con superpoblación en la zona de volantes para despegar de inmediato con una captura de pelota. Pero no le funcionó el plan porque Racing mantuvo el perfil reconocido, el de pelota al ras, pero con más intensidad en los recobres. Entonces, la cancha le quedaba corta hacia adelante porque la organización colectiva lucía coordinada y, con la posesión casi interrupciones, los ataques fluían.

El estupendo anticipo de Javier Correa, con un cabezazo exacto ante un centro de Fabricio Domínguez, due la quinta llegada nítida, cuatro de las cuales fueron frustradas por Joao Carlos, el arquero. Hubo más porque el 1-0, antes que conformar la ambición, ratificó los caminos de la búsqueda.

El sostén físico permite desempeños de largo alcance y, así, Racing es capaz de llevar la presión alta en la segunda parte del cotejo y recién meter un rebaje con más distancia en el marcador (un estupendo derechazo de Carlos Alcaraz para convertir un tiro libre que rebotó en la espalda de Joao Carlos). Dueño de la bola, Racing no se desgasta y hace que el rival se someta a la voluntad ajena. Cuiabá se aproximó durante un lapso inferior a los diez minutos, el tiempo que a Racing le llevó adaptarse a las cinco modificaciones resuelta en dos ventanas entre los 21 y los 26 minutos.

El 2-0 se quedó corto, no ya por acumulación de situaciones en el área de Cuiabá, sino por la manera en que el equipo de Fernando Gago rigió durante más de 80 minutos. Ya es un hecho frecuente.

Foto: Paola Lara.
 

(Prensa Racing Club)