La reacción del primer tiempo llegó en forma exacta, oportuna para enderezar un desarrollo que no justifcaba la desventaja. Porque en un contexto de paridad, sin supremacía definida, Racing sacaba una luz con el control de pelota y la circulación. Aun con imperfecciones, esos argumentos le alcazaban para aproximarse al área ajena con más frecuencia con la que Lanús lo hacía a la de Chila Gómez. Es más el primer gol ni siquiera había sido un ataque coordinado, ya que el centro cerrado de Malcorra no pudo ser retenido por el arquero y eso derivó en una pelota que le cayó a Sand para empujarla.
Enseguida, un córner de Alcaraz le permitió meter un cabezazo a Licha López -en segunda instancia luego de un taco de Sigali- para el empate y, sin demora, fue el primer central el que aportó otra gema: derechazo con la cara interna, desde afuera, para acomodar resultado a episodios: el 2-1 era un hecho que decantaba…
Hasta el primer tramo de la segunda parte, unos 20 minutos, Racing conservó la postura de que la pelota corriera bajo su dominio.
Pero eso se interrumpió y, en la segunda mitad, se vio más trinchera, cierre de espacios en la propia zona y lanzamiento sin conexión precisa como salida. No era, por supuesto, el método preferido de Fernando Gago, sino una necesidad determinada por la urgencia de sumar de tres para acomodarse rumbo a la Copa Sudamericana.
Y ese requisito, con el triunfo sellado con el golazo de Alcaraz, se está cumpliendo…
Foto: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)
