Racing Club: Difícil de creer

Racing

Debió haber sido victoria para Racing, pero el desenlace acabó en reparto de puntos.  ¿Por qué el control pronunciado durante más de 45 minutos, con destellos de brillo, no le dio a la Academia el triunfo? Porque sucesos específicos también ejercen influencia.

No se trata de un dogma, sino de una convicción y de la certeza de que la manera en la que Racing entiende el fútbol es de la manera en que lo que ejecuta en cada fecha, con independencia de los lógicos desniveles inherentes a la ejecución humana. Porque el equipo de Fernando Gago está convencido de que la cadena de pases, la circulación en los dos sentidos -horizontal y vertical- en distintas velocidades representa  la manera más eficaz de generar espacios y llegar a posición de gol. Y así lo hizo ante un rival que también tiene un sentido de organización que lo ubica como medida de valor. Tigre, con la cobertura de espacios, lanzamientos a dos puntas exigentes y dos volantes externos con capacidad para sumarse al ataque, puso a Racing en alerta. Y Racing respondió con los ajustes sobre Castro y Menossi, con los centrales atentos a Retegui y, sobre todo, con el patrimonio de la pelota para evitar que el rival tuviese chances de lastimar. Los goles de Racing tuvieron hilván, conexión en pase largo y corto y resoluciones individuales de excelencia, como la asistencia de Matías Rojas y su estupendo tiro libre (primer y tercer gol) y la maniobra en el segundo, con el desborde y pase atrás de Eugenio Mena y Gabriel Hauche dejó pasar para la conversión de Leonel Miranda.

El error interviene en el juego y lo que parecía asunto sellado al cabo de los primeros 45 minutos se trastocó de modo inesperado. El 3-1 devino en 3-3 por hechos puntuales. Si bien Tigre, por razones lógicas, adelantó posiciones y a la vez Racing se retrajo para aprovechar esos espacios, no había mayor incidencia en el desarrollo a partir de esas posturas. Pero una pelota que Chila Gómez quiso enganchar ante Protti luego de un pase de Emiliano Insúa, generó una pérdida y el consecuente descuento. 

Racing, de todos, se repuso, tuvo ocasiones con rupturas de líneas (Roffo le tapó un tiro recto a Carlos Alcaraz) y llegó al tramo de cierre con firmeza en el juego de aire, el recurso que Tigre buscó con recurrencia para el empate. Y así llegó a poco de la terminación, con un córner de Obando que Protti cabeceó al travesaño y Retegui, con otro golpe de cabeza, transformó en gol.

Si otro cabezazo, esta vez de Tomás Chancalay a los 48 minutos, en el área chica y poca distancia de Roffo, no hubiese encontrado la respuesta del arquero visitante, Racing se habría llevado lo merecido en función del dominio establecido en la mayor parte del encuentro. Pero las imperfecciones también hacen su parte…

Fotos: Paola Lara.
 

(Prensa Racing Club)