Con juego, como ya es su perfil reconocible, y con coraje. Porque los sucesos de los primeros 45 minutos habían alterado a Racing, al extremo de enredarlo en un contexto áspero, contraindicado para la aplicación de su plan, el habitual. Sin embargo, este equipo se asienta en convicciones firmes, que refuerzan el espíritu. Y entonces, renacido y fortalecido, sin demoras en la reanudación, volvió a lo suyo, a la pelota como patrimonio que circula cómo y por dónde dispone Racing. Con los goles de Aníbal Moreno y Enzo Copetti torció una tendencia desfavorable, selló el 2-1 y regresa de Brasil con un triunfo clave, que lo deja mano a mano con Melgar en la definición del Grupo B de la Copa Sudamericana, a dos fechas del final de esta etapa.
Lo que podía salir mal, salió. Y fue en una ráfaga. Porque no hubo falta a Valdivia en el tiro libre que, luego de un rebote, derivó en un centro que Marlon, adelantado, cabeceó al gol. En un instante, poco antes de la media hora de arranque, Racing pasó del control al desorden. El gol, a los 29 minutos del primer tiempo, había estado precedido de un instante de pleno dominio, con pase y circulación, ante un Cuiabá refugiado en su zona. La fricción que propuso el equipo brasileño y la falta de precisión propia para obtener ventaja en el momento propicio (Walter le había negado el gol a Miranda) sacaron de eje al equipo, que se desconectó, quedó largo y abusó del pelotazo. Pudo haber sido peor, porque 60 segundos después del 1-0, Elton puso un zurdazo en el palo izquierdo.
Recuperada la calma, en el tramo final de esa etapa, Racing volvió a demostrar que, apegado a su juego, marcaba el rumbo. Un centro de Insúa que Copetti no llegó a empujar y una bomba de Miranda casi en el ángulo superior derecho fueron indicios concretos de recuperación. La concreción surgió con rapidez, en menos de un cuarto de hora. En ese lapso, se reinstaló el Racing galvanizado e incombustible. Por eso fue capaz de encadenar pases en la maniobra del 1-1 sin apuros ni decisiones precipitadas: desbordó por izquierda Chancalay, tocó atrás para Miranda, quien elegió descargar en Copetti antes que rematar. Y el punta buscó a Moreno en el borde del área grande para la frutilla del manjar en modo zurdazo alto y exacto. Luego llegó el turno de Copetti para mandar contra un palo, de volea, un centro servido por Piovi en tiro libre.
Con el desarrollo reacomodado, Racing pudo haber sumado algo más y, en ese afán, tuvo algún descuido cerca de Chila Gómez. Pero no hubo zozobras porque cuando esta formación juega, se divierte.
(Prensa Racing Club)