Racing Club: Con la bandera de Lisandro

Racing

Nos queda la gratitud sin fisuras porque fue uno de nosotros y, como tal, nos representó y llevó nuestras ilusiones al plano concreto, real y palpable. Lisandro López se forjó en el Predio Tita en el cambio de centuria, deslumbró de inmediato, cumplió etapas y, ya en Primera, confirmó cada una de las presunciones que de él se pronunciaban. Fueron 232 partidos, con 79 goles y dos títulos. Pero mucho más que eso: representó legado, sentido de pertenencia y ejemplo que es expandió hacia afuera y adentro. Porque, en esta tarde de sábado en la que Racing se jugaba el ingreso a la Copa Sudamericana 2022, Licha inspiró para el 2-1, trabajado, áspero, con algo de juego, pero que aseguró el acceso a un torneo de Conmebol por octavo año consecutivo. Con él último esfuerzo, Lisandro dio su aporte hasta que el físico se lo permitió. Y, luego, desde el banco, bancó, respaldó y alentó, como corresponde a un capitán. Nuestro Capitán.

En el juego, Racing tuvo que resolver el juego al espacio, directo, de un organizado Godoy Cruz, que contó a su favor con la urgencia por el resultado de la formación de Fernando Gago. Costó construir la cadena de pases, pero también fue evidente que el equipo asumió una tarea extra para sobreponerse a la intraqulidad a medida que los minutos transcurrían sin resultado que asegurara la clasificación a la Copa Sudamericana. El gol de Javier Correa, en la mitad del primer tiempo, no alcanzó para dar calma porque, cuatro minutos después, Bullaude, en un desajuste de marcas, puso el 1-1 

En la reanudación, Racing hizo lo que se anhela: pelota al ras combinada en tres toques. Nació en un rompimiento de Moreno que derivó Aclaraz, de ahí para Copetti y se devolución a Charly para la cesión final a Correa: definición perfecta para el 2-1 Luego hubo zozobra, con un cuarto de hora en el que Godoy Cruz exigió a fondo al extremo de haber tenido una chance nítida que Nery Domínguez frustró en la línea. Con refresco gracias al recambio, Racing fue llevando el desarrollo lejos de su arco hasta acumular ocasiones con Copetti y Cvitanich. El de Darío no fue ocasional; él también resolvió ponerle punto final a una carrera ejemplar.

Fotos: Paola Lara.

(Prensa Racing Club)