«El lugar mantiene su mística» | Racing Club

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El Predio Tita sigue con su marcha de trabajo firme durante la cuarentena, con una labor silenciosa y constante orientada a mantener la estructura en óptimas condiciones. Leonardo Tarrió, Gerente del lugar, cuenta en primera persona como es la experiencia de convivir a lo largo de estos meses con sensaciones encontradas de certidumbre e incertidumbre, mientras se espera por el regreso de las actividades deportivas cuando se levante la emergencia sanitaria dispuesta en la provincia.

El panorama resulta casi surrealista. Y lejos de tratarse de una escena pictórica o cinamatográfica agradable a la vista, lo que se observa resulta muy real. Adentro de la cancha una bandada de teros se mueve alrededor de una pelota que se halla inmóvil sobre el césped cercano a uno de los arcos, dentro de un campo de juego vacío de gente. No hay absolutamente nadie. Nadie. Sólo las aves lo habitan y cantan con su habitual vehemencia mientras intentan empujar sin éxito el balón hacia uno de los costados, entremedio de un viento que ayuda a completar el panorama de la postal que pinta la mañana en Avellaneda. A lo lejos del accionar animal una persona recorre el sendero que lo separa del campo de juego y mira la escena en silencio. Saca una mano de su bolsillo y se la lleva hacia la cabeza. Sigue sin decir una palabra mientras se acomoda una gorra que le cubre la cabeza. Observa el escenario sobre el campo mientras escuchá el frenético grito animal. No dice nada. Su vista se pierde en un horizonte lejano que solo él puede ver.  Y tras algunos instantes en los que se entrega inmóvil a la escena que se deja ver, se da media vuelta y sigue. Porque no queda otra que seguir con la marcha. Por ahora sólo los pájaros tienen el privilegio de jugar con la pelota en el Predio Tita Mattiussi. Pero es necesario que el trabajo incesante no pare. De esta manera cuando llegue el día del regreso, la gente podrá volver y se dará cuenta de que todo se mantuvo igual. Aunque las cosas ya no lo sean. Y Leonardo Tarrió lo sabe muy bien. No solo porque conoce el lugar como pocos y está a cargo del mismo, sino porque nunca se fue desde que la pandemia del coronavirus se hizo presente.         

-¿Cómo es trabajar en el Predio Tita bajo este contexto de la pandemia y de la cuarentena? ¿Hay algunas tareas de las habituales que hoy por hoy no se pueden hacer o para las hay que tomar precauciones? 

-Acá una semana antes de que se declarara el aislamiento preventivo ya se habían tomado muchos de los recaudos que luego se ampliaron y se limitaron las tareas a desarrollar por la gente que trabaja en el predio. Se aisló a los juveniles por precaución y con la llegada de la cuarentena las cosas cambiaron de manera radical: se mantuvo una guardia mínima en el predio para el mantenimiento de las canchas y la parquización de los terrenos, que son tareas esenciales. Nos basamos en el corte del césped y también atendimos la amenaza del dengue, que existía con mayor durante los meses de marzo y abril cuando toda esta situación del COVID-19 comenzó a instalarse. Cuando avanzamos de fases sumamos algo de personal adicional para las tareas de mantenimiento, que a veces durante la actividad regular y el uso habitual de las instalaciones casi sin pausa que se da durante el año, se torna dificultoso el poder llevarlas a cabo de forma pormenorizada. Siempre se tomaron los recaudos apropiados luego de que las medidas y fases de la cuarentena fueron informadas. Desde el uso del tapabocas, la limpieza y la desinfección constante de los lugares de trabajo y el mantenimiento de las distancias a pesar de que trate de un predio abierto en el que generalmente se realizan las labores al aire libre, hasta la toma de la temperatura al ingreso que es algo que implementamos durante este proceso y que ya hemos adoptado como otra práctica constante.

                                             
-¿Cómo te sentís en lo personal al ir al predio y encontrarlo casi vacío y sin la presencia de los chicos, que es factor que le da vida al lugar?

– Verdaderamente es algo raro el encontrarlo cerrado y sin actividad. No se le encuentra otra explicación por fuera de este contexto, que indica que debe llevarse a cabo todo lo que se ha seguido y respetado hasta ahora. Pero es raro. Pensemos que un receso en el predio no dura más de 20 días, o sea, tres semanas como máximo. Y generalmente se da entre los meses de diciembre y enero. Pero luego de eso y enseguida ya se da la actividad específica de la Reserva junto a los juveniles con los entrenamientos. Por otro lado lo peor de todo es la incertidumbre de no contar con una fecha cierta de reinicio. Quizás ahora estamos viendo una posible reincorporación de la Primera División a las prácticas, pero todavía no hay nada certero. Y ni hablar de todas las categorías que la preceden en las estructura de fútbol del club tanto en el plano juvenil como infantil. Son canchas transformadas en maquetas, prácticamente. Más allá de que uno tiene que hacer ciertos trabajos relativos a la resiembra, para que cuando todo vuelva a comenzar este factor no falte y además, para que una siembra proteja a la otra. Es decir: ahora está sembrada la semilla de invierno pero está protegiendo también a la de verano cuando vuelva a mutar la especie y el césped haga la transición habitual del cambio de la temporada.

-¿Cuáles son las tareas que si estás pudiendo realizar junto a tu grupo de trabajo durante estos días? ¿Cuánta gente está yendo al predio de la que compone el grupo de trabajo que vos dirigís y que labores desarrollan?

– En realidad se hicieron los trabajos que se suelen hacer haya o no actividad. En sí lo único que las canchas no están teniendo es ese uso que termina siendo un sobreuso en el caso nuestro, por la cantidad de entrenamientos y competencia a la que se someten los terrenos. En este caso se realizó la resiembra a todas las canchas, que por tratarse del invierno tuvo un aporte promedio de unos 750 kilos de semilla Ray Grass por cancha. Además se llevó a cabo el proceso de fertilización completo, que se efectúa de manera foliar y granulada con una constancia mensual en cada uno de los terrenos del predio. Además se le hizo un arenado a la cancha número siete. Y más allá de que también suele realizarse este proceso de manera regular, en este caso preferimos no hacerlo de manera general y si focalizarnos en las superficies que lo necesitaban con mayor énfasis. La cancha mencionada es nueva y necesita que se le reincorporen distintos materiales. Por eso se le hizo un aporte de 35 metros cúbicos de arena. Por otro lado está el tema del riego que las canchas reciben de manera constante. Hay canchas que ya tienen el sistema automático, mientras que se riegan de manera manual con cañones agropecuarios. Puedo decir que todo eso es lo que hemos hecho de manera básica y constante a lo largo de todo este tiempo. Y de más está decir que mantendremos de manera constante el esquema de labores orientadas al mantenimiento y cuidado de los campos.

-Hace poco se cumplieron dos décadas de vida del predio y vos sos una de sus figuras fundacionales. ¿Qué pensás del Predio Tita a veinte años de esa fundación?

– Bueno…a veinte años de la creación del Predio Tita estoy seguro de que se cumplió el objetivo con creces. La idea era que pudieran entrenar en él las Divisiones Inferiores, que no tenían un lugar propio ni para trabajar ni para competir y terminaron teniendo siete canchas de fútbol, de las cuales cinco son de césped natural y dos son de sintético. Se sumaron otras actividades como el fútbol femenino y el hockey, además de que también se entrenen acá los planteles Senior y también el masculino de Primera División, que lo hace con asiduidad y hasta suele planificar su trabajo de pretemporada en función del predio. El lugar además mantiene la mística en cuanto a la gente; a los socios y socias que lo visitan por su cuenta o con la intervención de las filiales. Creo que lo que se logró pensando en esos veinte años es mucho, más allá de que aún falte. El predio contaba con nueve hectáreas y hoy cuenta con catorce. Eso quiere decir que hay terreno para acondicionar y hay infraestructura que realizar para poder crecer más. Se está proyectando todo aso. Así que verdaderamente el objetivo inicial se cumplió y con creces. Y eso representa una satisfacción enorme.

– ¿Te imaginabas que dos décadas después de ese arranque ibas a estar hablando del lugar?

– ¿La verdad? Sí. Quizás no desde el lugar que ocupo hoy dentro de su estructura, pero si hablando del Predio Tita porque para eso trabajamos un gran número de personas durante tanto tiempo. Para eso se concurrió al predio tantos días, ya fueran sábados o durante la semana, a pintar una pared o a resembrar una cancha. Para eso se compraba una rifa, para eso se asistía a una kermese, a un bingo o al evento que fuera necesario hacer. Todo lo que se hizo fue para poder hacer pie en este lugar y que Racing de una vez por todas tuviera su predio. Para el club dejara de alquilar o de ir de predio ajeno en predio ajeno y fuera el dueño de un sitio que despertara además un sentido de pertenencia y una identidad propia. Y puedo decir hoy que por suerte se logró sobradamente.

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(Racing Club)