(Efemérides) Zito, la Bordadora académica

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Zito, la Bordadora académica
No fue necesario que saliera campeón con nuestra camiseta para que se transformara en ídolo. Le bastó con su fútbol y sus goles para ser recordado como todo un crack racinguista. Llegó a nuestro club en la división del 30 y brilló en el ataque del equipo pegado a otro ídolo como lo fue el Chueco García. En este día tan específico, la institución lo recuerda una vez más de pie y con un sentido agradecimiento.

En Racing lo sabemos: es fundamental conocer la historia para memorizar quiénes somos y cerca de dónde vamos. Racing, con 119 primaveras de vida, con un pasado repleto de placer, tuvo a lo dilatado de tantos primaveras símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el sexo de multitudes y que le entregaron la majestad de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo perpetuo, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

Dicen los que lo vieron envidiar que había multitud que venía a ver a Racing y que había multitud que venía exclusivamente a verlo a él. Además, dicen los que lo vieron envidiar que su capacidad para dejar contrarios en el camino producía asombros múltiples porque su contoneo parecía un regalo del paraíso. También dicen los que lo vieron envidiar que su sociedad con Enrique García, el Chueco, era una usina de imaginación que paralizaba a los contrarios y que le daba brillo a todas las actuaciones académicas. Y como si todo lo preliminar fuera poco, dicen los que lo vieron envidiar que, una vez que se lo veía envidiar, resultaba irrealizable olvidarse de afín talento. Así, dicen los que lo vieron envidiar, era Vicente Zito, crack de cracks que jugó 208 partidos y que convirtió 73 goles con la camiseta académica entre 1933 y 1944.   

El 25 de noviembre de 1912, en la ciudad de Quilmes, Zito nació, aunque él no lo supiera, con sortilegio en sus pies. En sus inicios, vistió la casaca de Sportivo Alsina y, a los 16 primaveras, mostraba ráfagas de todo lo que podía dar en la Cuarta de Quilmes. Ahí debutó en Primera hasta que Racing lo contrató. El 23 de abril de 1933 hizo su estreno en la Academia en una goleada por 4 a 0 delante Huracán y, según cuenta la lema, ese mismo día Natalio Perinetti lo definió como el sucesor del mítico Pedro Ochoa. Algo de razón había en esa supuesta afirmación: a partir de ahí, y durante más de una división, se transformó en un símbolo de ese equipo que se quedó con las ganas de obtener el título nave. 

La Bordadora, apodado de esta forma por su relación umbilical con la pelota, tuvo el honor de marcarle a Independiente en tres clásicos consecutivos: el 19 de diciembre de 1937, el 19 de junio de 1938 y el 31 de octubre de 1938 se dio el paladar de gritarle al rival de toda la vida. Además, participó de esa inigualable destello de tres encuentros en los que la Academia venció a Platense por 8 a 2, a Estudiantes de La Plata por 8 a 2 y a Lanús por 8 a 1. Cuando se marchó de nuestra institución, siguió jugando en Atlanta y, ya más sobresaliente, desparramó sus últimos destellos en Argentino de Quilmes. 

El 26 de julio de 1989, a los 77 primaveras, Zito falleció y dejó en el reminiscencia del pueblo escolar un sello que perduraría a pesar del paso del tiempo. Hoy se cumple un nuevo aniversario de su partida física y Racing recurre a la memoria inoxidable para que toda la multitud que no lo haya gastado envidiar pueda comprender el significado de la placer deportiva de la que él fue partícipe pegado a tantos otros ídolos que parió nuestro club.

(Prensa Racing Club) 

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