Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con más de 119 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias.
Detrás de tanto brillo, había una cabeza. Mientras Norberto Méndez, Rubén Bravo y Llamil Simes construían maravillas con la pelota en los pies, un señor parado a un costado del campo dirigía con breves gritos el funcionamiento de la orquesta. Hacía 24 años que a Racing se le venía negando el grito de campeón y Guillermo Stábile, que estaba en el club desde 1945, fue quien pudo armar en 1949 un equipo sólido, contundente y mágico que quebró la racha sin coronaciones. Tan buena fue la obra de este entrenador que la Academia se consagró también en 1950 y en 1951, para coronar de este modo un espectacular tricampeonato. Motivos más que suficientes para que el DT permaneciera en su cargo hasta 1954.
Stábile, nacido el 17 de enero de 1905 en Buenos Aires, fue futbolista antes de ser técnico. Conocido popularmente como “El Filtrador”, jugó en Sportivo Metán, en Huracán, en Genoa, en Nápoli y en Red Star Saint-Ouen. Sus actuaciones en el cuadro de Parque Patricios -102 goles en 119 partidos – lo transformaron en referente de esa institución y lo llevaron a la Selección. Formó parte del plantel argentino que disputó el Mundial de 1930 de Uruguay y fue el máximo artillero de la competición con 8 tantos. “Stábile fue el único que guapeó en la final”, declaró alguna vez Francisco Varallo, otro delantero histórico de aquel conjunto.
Su campaña como entrenador también fue notable. Además de los títulos con Racing, obtuvo siete veces la Copa América con el combinado nacional. Ya fuera de las canchas, tuvo un fugaz y único paso por el cine: actuó de sí mismo en la película Fantoche.
A los 61 años, el 26 de diciembre de 1966, Stábile falleció. Pero en el club permanecerá por siempre inalterable el recuerdo de su inolvidable estadía en el banco de suplentes y el tricampeonato que la Academia logró con su conducción del otro lado de la línea de cal. Es la mejor forma de agradecimiento eterno de nuestra parte para con su memoria por el hecho de haber puesto a los colores de Racing en el lugar que merecían estar: la cima del fútbol.
(Prensa Racing Club)