Luces en la niebla

Racing

Racing se organizó con otro dibujo respecto del que habitualmente ponía en ejecución Juan Antonio Pizzi. Claudio Úbeda, al doble pivote que sí se mantuvo ente Moreno y Miranda, le añadió el retroceso de Garré por derecha y Chancalay por izquierda para darle equilibrio a la zona media. Los dos, abiertos, tenían como prioridad el ataque en un tridente con Correa. Con Cvitanich ubicado como enlace –ejecutó movimientos prolijos-, la idea fue que la pelota fluyera. Pero Newell’s opuso sus argumentos, que consistieron en un esquema que coordinó presión alta y población en la medular, que obligó a Racing a jugar en largo.

A Racing le costó la elaboración y eso no es nuevo, en especial porque ese aspecto queda expuesto frente a planteos como el propuesto por el conjunto rosarino. De todos modos, la paridad pudo haberla roto con dos disparos de Chancalay: en el primero, el tiro libre fue rechazado con esfuerzo por Aguerre, y en el segundo, su derechazo se desvió en Mansilla y cerca estuvo de meterse en el ángulo superior izquierdo.

La cadena de pases funcionó enseguida, no bien empezó el segundo tiempo. Y sin demora, también, se rompió el cero con un aporte notable de Tomás Chancalay, responsable de un gol olímpico servido desde la izquierda. En ventaja, con Newell’s abierto y con cambios que apuntaron a aumentar la ventaja (Copetti por Cvitanich y Lovera por Garré), Racing se acercó pronto al segundo (pudo haberlo hecho Cvita luego de una asistencia de Chanca). Úbeda volvió a meter mano y eso se notó enseguida: cambio de frente de Copetti, remate externo de Lovera y definición de Fabricio Domínguez, al tomar un rebote largo en Aguerre,  al minuto de haber ingresado por Chancalay.

Racing se recuperó de una semana de cambios drásticos. Y tiene intenciones de que la prosperidad no se detenga.

Fotos: Paola Lara
 

(Prensa Racing Club)