Habrá que felicitar, como corresponde, a Colón de Santa Fe por su estupendo torneo, que al cabo le permite obtener su primer certamen oficial en Primera. Y habrá que destacar que fue gracias a su mejor juego y fútbol destacado, sobre todo en el segundo tiemnpo. Porque a Racing le costó la final de la Copa de la Liga, desarrollada en el estadio Bicentenario de San Juan. Los firmes desempeños ante Vélez, en cuartos, y luego frente a Boca, con la solidez defensiva como atributo saliente, no se dio en este encuentro decisivo.
Y no por la diferencia de tres goles, sellada cuando en los últimos 20 minutos, con el equipo volcado en terreno ajeno en procura del empate y espacios generosos en campo propio. Racing quedó lejos en el mano a mano porque, salvo en lapsos breves, le fue imposible establecer dominio a partir de la posesión para marcar las coordenadas del duelo. Colón, con un esquema de cinco volantes (Ferreira y Bernardi delante de los tres posicionales y atrás del Pulga Rodríguez), impuso las reglas. Racing corrió de atrás para cortar los circuitos y, cuando ocasionalmente lo lograba, el campo se le hacía demasiado largo para progresar. Entonces, un eventual recurso como es la salida con pelotazo, derivó en una herramienta permanente en el primer tiempo.
Juan Antonio Pizzi detectó el problema y dispuso una corrección que pareció funcionar en la reanudación: con Moreno por Cvitanich logró más recuperación y ubicó a Piatti delante de los tres medios con la idea de conectar a Copetti y Chancalay como puntas definidos. Los diez primeros minutos de la segunda parte indicaban un cambio de tendencia, hasta que el 1-0, a los 13, desbarató la organización y el equilibrio emocional. Racing pagó precio alto a coberturas deficientes (no hubo relevo a Sigali, en un anticipo que ganó pero luego generó una pérdida a 30 metros de Chila Gómez) y quedó abajo en el resultado con más de 30 minutos por jugar. Sin otro ajuste que el ímpetu para poblar espacios ofensivos, la contraparte fue un conjunto expuesto al buen pie de los santafesinos y a sus movimientos armónicos. Y pegaron con dos golazos (Bernardi y Castro) que le dieron más magnitud a la frustración.
Se fue otra chance de quedar al tope de los clubes con mejor palmarés en copas nacionales, de acercarse a las cuatro decenas de vueltas olímpicas oficiales y de atrapar anticipadamente la primera plaza del fútbol argentino para la Copa Libertadores 2022. Pero esto sigue… como siempre, como en el fútbol, como en la vida.
Fotos: Fabián De Ciria y Fotobaires
(Prensa Racing Club)