El gran exfutbolista brasileño que brilló con la camiseta académica durante el Torneo Metropolitano de 1969 falleció en su tierra a los 80 años. La institución le envía sus condolencias a familiares y allegados, mientras lamenta con gran pesar la partida física de alguien que quedará por siempre inmortalizdo en la memoria racinguista.
Los grandes no suelen necesitar de mucho tiempo ni de hazañas rimbombantes para transformarse en figuras y meterse diirectamente en el corazón de la gente. Les alcanza solamente con dejar plasmada esa genialidad que los distingue y que dura para siempre. Y el caso de Walter Machado da Silva es un ejemplo claro de eso. No hay otra forma de explicar como un jugador que estuvo en Racing menos de 30 partidos dejó una huella tan profunda en el club y se ubicó dentro del grupo de los futbolistas más destacados de nuestra historia. Es que justamente ahí estuvo la clave del amor eterno entre el brasileño y la Academia: el fútbol. Ese que Batuta entendía tan bien y desarrollaba con un sello propio cada vez que tenía la pelota bajo la suela de sus botines.
Silva o Silva Batuta, como era conocido en Brasil, nació el 2 de enero de 1940 en Ribeirão Preto, un municipio del Estado de San Pablo. Comenzó su exitosa carrera en San Pablo y, luego, pasó por Botafogo, por Corinthians, por Flamengo, por Vasco da Gama, por Barcelona y por Santos. Su debut con la camiseta celeste y blanca sucedió el 23 de febrero de 1969 en un empate en cero ante Los Andes. Ese día, se fue expulsado y fueron pocos los que creyeron que rendiría. Sin embargo, su impulso goleador arrancó el 9 de marzo, en un triunfo por 2 a 0 frente a Estudiantes, y ya no se detuvo. Así llegó a deslumbrar a propios y a extraños con un fútbol contundente que producía asombros cotidianos. Y a pesar de que tuvo una estadía breve en Avellaneda -tan solo un año durante 1969- con la casaca académica, le fue suficiente para llegar a meterse en el corazón de la hinchada.
Machado se transformó en una de las máximas figuras de un plantel que estaba en proceso de recambio luego de la gloriosa gesta Intercontinental en 1967. Proveniente de un Flamengo en el que ya era ídolo, anotó en Racing 14 goles en 28 partidos durante el Torneo Metropolitano del 69 y se convirtió de este modo en el primer brasilero de la historia del fútbol argentino en terminar como máximo artillero del campeonato de Primera División, antes de emigrar de nuevo a su tierra para ponerse la casaca del Vasco da Gama. Además, en el plano internacional, integró la delegación del Scratch que disputó el Mundial de 1966 en Inglaterra. Llegó incluso a jugar el primer encuentro de la más destacada cita del fútbol internacional.
Tras su retiro de las canchas trabajó en las inferiores del Flamengo y lejos de quedarse embelezado con las mieles de sus tiempos de figura, demostró que no hay edad para la autosuperación personal si las ganas están presentes: asistió a la universidad, se graduó en la Facultad de Derecho en el 2006 e incluso llegó a ejercer la profesión durante algunos años. Pero este miércoles Batuta le dijo adiós a esta tierra. Llevaba diez días internado el Hospital Pró-Cardíaco del barrio de Botafogo en Río de Janeiro hasta que su estado de salud se complicó de manera irreversible. Había sido diagnosticado como positivo de COVID-19 hace varias semanas atrás, pero aún se desconoce si la causa de su fallecimiento está relacionada con el coronavirus. Tenía 80 años de edad.
Racing Club le envía sus condolencias a toda su familia y al resto de sus seres queridos en este momento de enorme congoja, al mismo tiempo que enaltece el recuerdo eterno de su figura, que siempre tendrá un lugar entre los apellidos más destacados de la historia de la Academia. Hasta siempre querido goleador. Hasta siempre Batuta.
Si querés seguir informado con toda la actualidad de Racing Club seguinos en nuestras redes sociales (Twitter o Facebook), suscribite de forma gratuita de nuestro Canal de Telegram o en Google News.
(Racing Club)