Yanina Sosa y Paloma Fagiano suman su fútbol a un plantel que no para de crecer mientras espera por el retorno a la actividad oficial. La guardameta y la mediocampista ofensiva son dos de las caras nuevas que llegaron durante el último mercado de invierno y que se sumarán al equipo en cuanto comiencen las prácticas en el Predio Tita. Experiencia y juventud por igual para que la Academia apunte cada vez más alto.
Hay bibliotecas enteras que rebalsan de material y no logran ponerse de acuerdo en cuanto a un concepto unificador. Tanto los más grandes sabios del pasado como los más prestigiosos estudiosos del presente entregan distintas maneras de abordar una misma idea, basadas en años y años de observación analítica junto a la experiencia práctica directa que representa el hecho de patear una pelota. Pero aún así no hay consenso sobre la mejor forma de jugar al fútbol. Y esa afirmación se basa en que seguramente no haya una forma que prime por sobre la otra. No hay una verdad absoluta al respecto. Al fútbol se juega de muchas maneras, pero se suele ganar de una sola: haciendo más goles que el equipo rival y buscando al mismo tiempo recibir la menor cantidad de tantos en contra. Desde Racing Club siempre se apuesta a jugar bien tanto como a ganar. Es por eso que con la premisa de que el plantel femenino siga con una búsqueda continua de un nivel superior, llegaron dos futbolistas que se adecúan al precepto de apuntar alto, tanto en la valla propia como en el arco de enfrente. Es para eso que se sumaron Yanina Sosa y Paloma Fagiano.
«Me considero una jugadora segura y resolutiva adentro de la cancha. Y llego a Racing abierta aprender de las futbolistas que ya tienen su rodaje dentro de equipo y de la categoría», dice Sosa con el aplomo que marca la voz de la experiencia. La guardameta de 28 años ya sabe lo que es defender la camiseta de un club grande, aunque su arribo a la Academia representa sin dudas el desafío más grande de su carrera tras haber estado durante el último tiempo en Belgrano de Córdoba. En contraste con la mesura de la formoseña aparecen las ganas y toda la energía de la puntana Fagiano, que más allá de sus juveniles 19 de edad tiene las cosas claras en lo que a su juego se refiere. «Me gusta gambetear y siempre apuesto a llegar al arco rival, aunque siempre mi primera intención es la de asistir a las delanteras. Suelo jugar con la cabeza levantada. Pero tengo muchísimas ganas de meter goles», deja en claro la diestra que puede adaptar su fútbol ofensivo tanto de enganche como de interna.
Para pensar en convertir en el arco rival hay que tener la seguridad de que el propio está en buenas manos. Y para reforzar la posición llegó al club alguien que en la pasada temporada fue catalogada ni más ni menos que como la mejor de toda la Liga Cordobesa, una plaza híper competitiva a nivel nacional. «Racing es uno de los clubes más importantes de Argentina y tiene una gran trayectoria deportiva. Ese es incentivo es fundamental. Pero además me motivó a elegir este club lo que ofrece por fuera del fútbol, como lo es su proyecto de formación educativa. Es muy interesante ver la importancia que se le da al futuro de sus deportistas», fundamenta convencida la arquera para destacar que su elección no fue basada en el oportunismo brindado por una gran posibilidad deportiva, sino en la conciencia de apuntar a un crecimiento integral no sólo como atleta sino como persona.
Y para creer que se le puede ganar a cualquier rival hay que contar con argumentos sólidos en la faceta ofensiva, que demuestren que es posible marcar más goles que el otro equipo que esté enfrente. Por eso se pensó en la alternativa de una jugadora que puede brindar frescura y explosión de la mitad de cancha hacia adelante, con presente de Selección y un futuro con todo por lograr con la camiseta racinguista. «Cuando surgió la posibilidad de seguir mi carrera en Racing lo tomé como un lindo desafío. Al principio tenía algunas dudas lógicas, porque no tenía mucho conocimiento sobre el club ni sobre Buenos Aires. Era todo completamente distinto para mí. Además, el ofrecimiento me llegó entremedio de una etapa de trabajo con la Selección Nacional Sub 20 y no quise descuidar eso. Pero compartí concentraciones con muchas compañeras en el seleccionado que juegan en el club y siempre me hablaron muy bien de la institución y de su grupo humano que hay. Luego el DT Spinelli se comunicó conmigo y hablamos sobre lo mismo. Por eso, cuando finalmente pude conocer todo ese contexto por mí misma, me di cuenta de que el ambiente era muy agradable y me convencí por completo», se encarga de recapitular al respecto de los pasos que la llevaron desde el pasado de su San Luis natal y su club formador -Gimnasia y Esgrima Pedernera Unidos- a este presente en Avellaneda vestida de blanco y de celeste.
Una ya tiene un destacado recorrido dentro del fútbol y sabe que esa experiencia puede marcar la diferencia a la hora de pararse debajo de los tres palos. La otra recién está dando sus primeros pasos, pero los antecedentes invitan a pensar en un futuro tan provisorio como esa voluntad pura de encarar con la vista puesta en el arco adversario. Las dos compartirán dentro de poco tiempo el hecho de vestir juntas la camiseta de Racing Club, como hoy las une esa pasión por el fútbol que ya forma parte de sus vidas. «Para mí es una forma de vivir y de sentir. Siempre fue algo muy importante porque soy una apasionada de los deportes. Si bien mis comienzos no se dieron en el futbol, con el tiempo surgió la posibilidad de insertarme en este mundo y hoy es donde quiero estar», cuenta Sosa mientras entrega detalles sobre ese pasado que la hizo pasar de ser una destacada jugadora de voley en la localidad formoseña de Las Lomitas, hasta ese viraje que la transfomó en una arquera con todas las letras. Y la joven nacida y criada en San Luis no opina muy distinto con respecto a lo dicho por su compañera: la vida te puede entregar sorpresas, pero con amor por lo que se hace todo se disfruta de otra manera. «El año pasado quería ser psicóloga y ahora soy futbolista», comenta Fagiano con una sonrisa mientras desglosa detalles sobre el desarrollo en paralelo tanto su carrera deportiva como de la universitaria. Pero luego continúa con su relato, para que no queden dudas de que sabe lo que quiere desde siempre: «Casi desde que tengo memoria he jugado al fútbol. En el jardín de infantes y en la primaria lo hice con mis compañeros y ya en los tiempos de la secundaria pude empezar a practicarlo en un club. El hecho de poder dedicar gran parte de mi tiermpo y de mi esfuerzo a este deporte es hermoso para mí. Por eso sé que no voy a desaprovechar esta oportunidad en Racing».
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(Racing Club)