Protagonistas de distintas épocas del Cilindro cuentan sus vivencias, recuerdos, anécdotas y emociones. Testimonios a la altura de una riquísima historia…
En la rica historia del Cilindro, la voz de cada protagonista se hizo sentir con un grito de gol, un mensaje de aprobación a un compañero, una indicación estragética, una orden, una queja… Lo dijeron y lo dicen: en la celebración de los primeros 70 años de un estadio maravilloso, tienen mucho que contar. Los escuchamos…
DIEGO MILITO: “Setenta años de la inauguración del Cilindro, un lugar mágico y único… Lo pisé por primera vez para jugar como un chico de Infantiles, en 1991 y con 12 años, en un partido de preparación que hicimos antes de viajar a Río Negro para el tradicional Mundialito que se hace allí cada año. Hasta vinieron del noticiero de Canal 9 a filmarnos, con Enrique Moltoni en la cobertura periodísica… Para todos los que estuvimos ahí fue algo impresionante. Desde momento inicial hasta la vuelta olímpica que dimos en 2014, pasaron infinidad de experiencias y sensaciones que estarán conmigo para siempre. Tuve el privilegio de vivir miles de emociones en ese lugar magnífico. No podía dejar de recordarlo en esta fecha tan importante para un lugar que es nuestra casa”.
LISANDRO LOPEZ: “El Cilindro es mi hogar, el lugar donde me inicié profesionalmente, donde soñaba estar cuando llegué al club allá por 2001. Uno siempre quiere volver a su casa, y así fue, porque siempre quise regresar a esta cancha desde el mismo momento en que me tocó irme del club, y por suerte tuve el privilegio de hacerlo. En el Cilindro viví emociones, cosas hermosas y algunas tristezas también. Es un lugar de sueños, que veo siempre hermoso, mágico, y al que la gente lo hace único. Es mi lugar favorito, sin dudas”.
CLAUDIO ÚBEDA: “Mencionar al Cilindro significa disparar muchos recuerdos, en su gran proporción muy lindos. Y aquellos que no lo son terminan convirtiéndose en lindos por el mundo Racing y el entorno donde se generaban. El primer recuerdo fue la presentación de aquel gran plantel que dirigía Pedro Marchetta, con muchos nombres importantes, como el Mago Capria, Teté Quiroz, el Chelo Delgado, Nacho Gonbzaloez, el Piojo López, Adrián De Vicente, Chacoma, el Negro Galván… un plantel de mucha jerarquía. Fue en mayo de 1995, mi primer contacto como jugador del club. La cancha estaba con mucha tierra, preparada para el resembrado. Nos reunimos alrededor de Marchetta y su cuerpo técnico, en ese primer mensaje para lo que se vendría”.
“La presencia de Tita, siempre en el Cilindro, es algo que no se puede separar del estadio. Su cariño por todo lo que significara Racing, la contención que les daba a los chicos de la pensión, como el Polaco Bastía, Principiano, Javier Lux… No era un buen momento el de la Pensión por muchas carencias. Veo lo que es hoy la Casa Tita y me resulta increíble el cambio”.
“Recuerdo, por supuesto, los días de la quiebra, la explosión de la gente de las calles y, sin dudas, el Cilindro a reventar aquel 7 de marzo, con el equipo sin poder jugar pero con las tribunas llenas y nosotros, agradeciendo el apoyo de tanta gente en la cancha. No en vano el 7 de marzo se transformó en el Día del Hincha de Racing”.
“Y si los hinchas llenaron una vez la cancha sin que el equipo jugara, también lo hizo el 27 de diciembre de 2001, cuando nosotros salíamos campeones del Apertura en Vélez y el Cilindro, con una pantalla gigante, también estaba a reventar. Es algo que tengo perpetuado en la memoria y en el corazón”.
“Volver al Cilindro, ya sea para jugar un partido homenaje, para ir con mi familia a ver al equipo, con mis cuatro hijas que son fanáticas, o en cualquier circunstancia, como la fiesta del último título, siempre resulta estimulante. Ver cómo ha evolucionado, como se ha ido transformando para estar a tono con estos tiempos; verlo de noche, a pleno con sus luces azules, como si fuera una enorme nave espacial… Cuando piso el estado surge de inmediato una buena vibra que invade mi cuerpo. Todo eso es el Cilindro para mí”.
RUBEN PAZ: “Es mi casa, el lugar donde fui feliz y lo soy cada vez que voy. Es el lugar donde, a cada paso que doy, le gente se da su amor, su afecto y me trae infinidad de recuerdos a más de 30 años de haberlos vivido. Es el lugar que me emociona, como aquel gol en un clásico de 1989 o el que me tocó festejar de afuera, el último, cuando ganamos con dos jugadores menos. Cada cosa me lleva al Cilindro es algo que me toca el corazón. Y ahora no veo la hora de que regrese el fútbol con hinchas, porque allí estaré en el primer partido. El Cilindro siempre me espera”.
JUAN CARLOS RULLI: “Es un honor poder hablar de Racing, del Cilindro, con tantos jugadores de calidad que han pasado por el club. Gracias a mi papá, que me traía la Revista Racing, de chico pude conocer su historia y jugadores. Soy agradecido a la vida por haber podido jugar en Racing y en su cancha. En aquellos años en que me tocó llegar, a mitad de 1965, estaba el club estaba desorganizado; habíamos andado en los puestos finales ese año, aunque después levantamos, y toda esa situación, más la interrupción del torneo por la Copa de las Naciones, me hizo tomar la decisión de dedicarme a los estudios en la Universidad. Un enorme dirigente de aquellos años, Raúl Prieto, me convenció de regresar, me habló de la nueva etapa que iba a comenzar con Tito Pizzuti como técnico… Por suerte, tomé la decisión acertada. Por Racing siento una lealtad permanente y una gratitud eterna. El Cilindro es el cuidado que nos daba Tita, el apoyo de los hinchas en cada partido que nos hacía sentir invencibles. Pasé siete años en el club y cada vez que me tocaba jugar en casa era salgo especial. Algo que jamás olvidaré es cuando volvimos de Montevideo con la copa del mundo, ya de noche, y fuimos al Cilindro… Estaba lleno, cubierto con banderas de Racing y de casi todos los clubes argentinos. Lo digo y me vuelvo a emocionar… Nunca más se dio algo así. El Cilindro es, también, el orgullo de verlo renovado, de un club grande y organizado que, desde hace años, nos da reconocimiento”.
HUMBERTO MASCHIO: “Cuando pienso en el Cilindro se me vienen a la cabeza muchas imágenes lindas. Pero la que más recuerdo en este momento es luego de salir campeones del mundo ante el Celtic en Montevideo. Luego de conseguir el título retornamos a Buenos Aires y no aterrizamos en Aeroparque sino en Ezeiza. Era de noche ya en el momento en el que llegamos y desde allá nos llevaron inmediatamente a nuestro estadio para festejar con la gente que ya nos esperaba ahí: eran más de 100.000 personas las que estaban tanto en las cercanías del lugar como en cancha. Y hasta el día de hoy tengo grabadas esas imágenes de ver a personas por todos lados mientras nos acercábamos cada vez más al lugar. Es algo que realmente me resulta emocionante hasta de describir. Además, una de las cosas que más me impactó fue ver banderas y camisetas de muchos otros equipos. No había personas solo de Racing ahí para celebrar junto a nosotros, sino de todo el fútbol argentino: desde River, Boca e Independiente hasta Chacarita y Platense. Éramos el club de los argentinos y darme cuenta de eso en aquel momento fue algo muy lindo. Realmente me impactó lo que viví junto al resto de mis compañeros esa noche y es algo que hasta el día de hoy guardo en mi memoria y en mi corazón”.
“Casualmente hay algo que en estos días previos a esta fecha se me vino a la cabeza. Ya éramos campeones y teníamos que jugar el clásico de Avellaneda. Antes del partido, al entrar a la cancha, ellos nos recibieron con la famosa pasarela o pasillo como se lo conoce. Y la verdad es que fue algo muy emocionante para todos nosotros. En mi caso particular siempre me quedó grabado en la memoria. Recuerdo hasta el día de hoy estar ingresando en nuestro estadio, nuestro famoso Cilindro, y terne de frente a los jugadores del rival de toda la vida recibiéndonos con aplausos al unísono con la gente”.
UBALDO FILLOL: “A los recuerdos los tengo todos en mí hasta el día de hoy y la verdad, es que no sabría decir cuál es el más fuerte de ellos. Son todos hermosos. Recuerdo por ejemplo el primer día que llegué a Racing. Llegué a Avellaneda en colectivo desde Quilmes y desde el centro de la ciudad me fuí caminando hasta el Cilindro. Poco tiempo después me pude comprar un Fiat 600 y pude hacer trayecto de Quilmes a Avellaneda en el auto; se me hacía más rápido y cómodo. Pero más allá de eso me quedó siempre presente como algo muy nostálgico ese primer día cuando caminaba hacia el estadio y ya lo veía asomarse desde lejos. Después había muchas cosas lindas relacionadas al lugar y que tenían que ver con el día a día: desayunar en la casa de Tita junto a ella y el resto de los compañeros era muy especial. De esa forma pude acercarme más a tipos como el Chango Cárdenas, Chabay o el Panadero Díaz, que eran los tres sobrevivientes en ese entonces del equipo Campeón del Mundo y para mí era un sueño poder estar ahí junto a ellos compartiendo esas vivencias. Sigo recordando todo eso con mucho cariño y pasión hasta el día de hoy. Me vienen a la cabeza también imágenes de lo que ocurría al finalizar los entrenamientos diarios, cuando nos juntábamos ahí a tomar una gaseosa y a comer un sanguchito entre amigos antes de irnos a nuestras casas. Eran momentos compartidos entre amigos, además de ser compañeros en un mismo equipo».
«Y sobre lo deportivo también recuerdo todo lo que conseguimos tanto en nuestro estadio como fuera de él en las dos etapas mías en el club: la del 72-73 y la segunda, desde el 87 al 89. Son memorias imborrables para mí. Y gracias a Dios no puedo destacar a ninguna por sobre la otra, más allá de esas vivencias que ya mencioné. Pero no puedo hacerlo porque sinceramente todas tienen un significado igual de profundo para mí. Pero si hay algo que quiero destacar además de lo deportivo y lo afectivo desde mi sentir, es el hecho de lo que el club generó en todos los que pudimos ser parte de él en ese momento que coronamos con la obtención de la Supercopa. Y lo menciono porque no es casualidad que luego del paso de tantos años aún nos podamos juntar entre muchos de los que en esa época fuimos compañeros para compartir una mesa. Eso es algo que también me emociona mucho. Y seguramente lo seguiremos haciendo cuando toda esta situación actual de la pandemia se modifique y podamos volver a hacerlo. Un abrazo desde el alma para todo Racing. También me emociona el recuerdo de que la construcción de esa cancha fue una decisión del General Perón; el hecho de conocer esa realidad es algo que me llena de emoción”.
SEBASTIÁN SAJA: “Recuerdos sobre el Cilindro tengo muchísimos. La primera cosa que se me viene a la cabeza por ahí es la primera vez que me tocó caminar por el túnel local rumbo al campo de juego. Pero hay más… Por ejemplo, en la cancha de Racing a mí te tocó por primera vez ocupar el banco de suplentes como profesional en el año 1996. Yo tenía solamente 16 años y lo recuerdo como si fuera ayer. En ese partido Racing le ganó a San Lorenzo con una definición del Tweety Carrario que terminó clavada en el ángulo. Ese fue mi primer partido en el banco dentro de los 16 convocados, ya que en ese momento eran cinco los jugadores que empezaban como suplentes. Ese es el primer recuerdo rápido que tengo, porque fue un momento muy especial en mi carrera».
«Con respecto a Racing tengo presentes muchísimas cosas… La primera vez que me tocó llegar al Cilindro como jugador del club no la olvido más. Entré por primera vez al vestuario local un 4 de julio por la mañana. Y ya desde ese momento tuve la sensación de que tenía algo especial. Es muy difícil poder describirlo con palabras, pero creo que es lo que le sucede a todos los que van al club y a la cancha. Y no hablo sólo de los jugadores. Creo que es una sensación general. Y por supuesto, como mencioné antes, tengo grabada esa caminata por el túnel rumbo al campo de juego. Particularmente lo que me llamaba mucho la atención del Cilindro era su tamaño, pero no visto desde una perspectiva solamente física sino desde lo que generaba. Entonces, después de los entrenamientos de fútbol que hacíamos normalmente en el estadio casi siempre una vez por semana, yo me quedaba sentado solo en la mitad de la cancha y veía lo inmenso que es el estadio. Apreciaba lo grande que es. Y pensaba que luego, cuando la gente lo llenaba para cada partido nuestro, todo se hacía más chico por la presencia y el empuje que le imprimía la hinchada. Sin dudas el Cilindro tiene algo especial”.
“Anécdotas también tengo muchas por el tiempo y las cosas vividas en ese lugar. Particularmente recuerdo las noches durante el camino al título del 2014 de los partidos ante River y ante Godoy Cruz. Sinceramente son inolvidables para mí. Otra cosa que siempre me sorprendió tiene que ver con los pasillos del estadio. Estuve allí muchos años y siempre me daba la sensación de que nunca terminaba de conocerlo, porque siempre descubría algo nuevo. Y como para graficar un poco esto, me viene a la cabeza un momento puntual. Nosotros necesitábamos una sala de recuperación y no teníamos cerca de la zona de vestuarios el espacio suficiente para poder armarla. Entonces un día nos pusimos a observar en detalle junto a la gente de Infraestructura del estadio y a un grupo de arquitectos los lugares cercanos y descubrimos que detrás de una pared que quizás no era tenida en cuenta al ver los planos, había mucho espacio que se podía aprovechar y utilizar para lo que necesitábamos hacer. Y así fue. De esa forma se remodeló un poco el vestuario y se ganó mucho espacio. Y como ese hay muchos otros ejemplos”.
“Esta fecha no pasa inadvertida para mí, ya que durante mis años como jugador del club me tocó estar presente en muchos aniversarios del estadio. Recuerdo que la conmemoración por los 65 años del Cilindro fue muy linda en particular. Pero 70 años sin dudas es una ocasión más que especial. Son décadas y décadas de haber visto pasar por ahí a grandes jugadores y a tantos campeones. Es la casa del hincha de Racing. Y es especial porque justamente la hinchada lo hace aún más especial de lo que ya es el estadio de por sí. Para cerrar y después de haberlo vivido desde distintos lugares a lo largo de mi vida puedo afirmar eso: es inmenso cuando está vacío y es increíble con su gente adentro de él”.
BELEN SPENIG: “En esta fecha tan importante para el Cilindro se me vienen muchos recuerdos del primer partido oficial de nuestro equipo el estadio, en febrero de este año. Estará siempre en mi mente y en mi corazón. Haber llegado ahí, rodeada de tanta gente que ama al club, es algo que guardaré por siempre… Porque jamás perderé el orgullo de haber jugado en Racing y haber dejado mi granito de arena, con aquel primer gol… Sentir a tanta gente festejar ese gol… es que si al hablar de eso estuviera, otra vez, cabeceando y saliendo a celebrar con todas mis compañeras. Los momentos que pasé en el club recompensan los sacrificios y el esfuerzo hechos para llegar a ese punto, a poder vivir con intensidad, en el Cilindro, en nuestra casa, tanta alegría y emoción. Eso me ya dejó una marca para toda mi vida”.
GUSTAVO BOU: “Estoy tratando de pensar y no sé cómo arrancar. Y es porque son tantas cosas en las que pienso cuando viene a mí la imagen del Cilindro. La primera imagen que se me viene a la cabeza es sin dudas la del día de mi debut con la camiseta de Racing. Y junto a ese recuerdo me llega un sentimiento muy profundo por el lugar. El Cilindro es muy especial para mí, porque yo en ese estadio he podido cumplir muchos sueños y es también el estadio en donde más feliz me sentí como jugador de fútbol. Por eso es que hoy, al pensarlo a la distancia y en esta ocasión especial en que se celebran sus 70 años, se me viene a la cabeza la primera vez que entré a la cancha oficialmente como jugador del club, allá por el 2014 en un partido contra Arsenal en el cual me tocó debutar. Cuando alguien me habla del estadio o me pregunta qué es en lo primero que pienso, sinceramente respondo con aquella vivencia. Después se me vienen otras imágenes muy significativas para mí, como la del día en que me tocó hacer mi primer gol ahí. El hecho de ver y de sentir desde mi lugar la avalancha de la gente y su grito luego de haber marcado, fue algo espectacular para mí”.
“El Cilindro para mí es el estadio donde yo fui feliz como jugador. Siento que el lugar fue, es y va a ser el lugar en el que más feliz me sentí, porque desde el primer y hasta el último día en que me tocó vestir la camiseta de Racing disfruté de la misma manera el hecho de jugar en ese estadio. Es algo que me encantó siempre y esa sensación no va a cambiar. Recuerdo que cada vez que pisaba el lugar, fuera para un entrenamiento o para un partido, ver semejante estadio me generaba algo especial. Y el haber tenido el privilegio de jugar dentro de él y que la gente me haya ovacionado tantas veces es algo muy lindo que siento desde lo personal. Me emociona”.
“Siempre lo digo: en Racing y en el Cilindro he cumplido muchos sueños: poder salir campeón, ser el goleador del equipo, poder dar la vuelta olímpica ahí ante toda la gente, recibir ovaciones cuando me tocaba salir… el sentir el cariño de la gente siempre me generó algo increíble. No podía creer que el Cilindro me ovacionara, fue un sueño hecho realidad. Lo disfruté mucho, como lo hago ahora al poder recordarlo. Cada vez que se lo nombra se me vienen a la cabeza en un instante todos esos recuerdos. Por eso para mí el Cilindro es todo lo que está bien. Así como suena. Porque tanto en lo personal como en lo grupal he disfrutado de momentos inolvidables. Y hoy lo disfruto a la distancia porque, más allá de que estoy en otro lugar, siempre que puedo miro los partidos de Racing en Avellaneda y lo disfruto como si aún estuviera ahí. Disfruto de verlo lleno, con la gente gritando y alentando en todo momento. Me hace volver a vivir todo lo que ya viví. Y eso es impresionante”.
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(Racing Club)