Distinguido con la pelota bajo la zurda, creó mediante su fútbol un sello propio de elegancia y calidad que lo convirtieron en uno de los ídolos del plantel que obtuvo la Supercopa en 1988. De paso en dos etapas por Avellaneda, es uno de los máximos referentes de la época reciente de nuestra historia. Hoy el uruguayo cumple 61 años y todo Racing lo saluda como él se lo merece.¡Felicidades querido Rubén!
Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y también como saludo eterno, se recuerda a éstos ídolos en las fechas que ya les pertenecen. Y hoy le toca el turno a uno de los ídolos de una etapa reciente de nuestra historia, pero no por eso menos llena de gloria y emoción. Rubén Paz está de festejo. El uruguayo artífice de momentos mágicos y dueño de una zurda mágica que tantas veces hizo vibrar al pueblo académico cumple 61 años. Y Racing Club lo saluda con el respeto y la admiración que le ha demostrado más allá del paso de los años. ¡Feliz cumple Rubén querido!
Lo vieron y no lo dudaron ni por un instante: ese pibe tenía pasta para volverse un grande. Godoña, uno de los buscadores de talentos más famosos de Uruguay, observó cómo se movía junto a los gurises de su barrio y se prometió no dejarlo escapar. Claro que jamás imaginó que algún día el Cilindro se vendría abajo coreando el apodo con el que eran -y siguen siendo- conocidos en la Argentina la mayoría de los jugadores venidos del otro lado del Río de La Plata. Difícil era, hacia finales de la década de 1960, intuir el prestigio que ese muchachito de zurda notable conseguiría años más tarde brillando en el césped de Avellaneda. Sin embargo, algo vio Godoña y no se equivocó. Para nada se equivocó. Rubén Walter Paz, nacido el 8 de agosto de 1959 en la ciudad de Artigas, se ganó todos los aplausos de la hinchada ni bien la gente lo vio jugar con la camiseta de Racing. Elegante, inteligente, conquistó la sensibilidad de un público que extrañaba disfrutar de alguien con tanta categoría.
Antes de recalar en la Academia, cosa que sucedió en 1987, el uruguayo jugó en Peñarol, en Internacional de Porto Alegre y en Racing Matra de París. En Uruguay y en Brasil, se cansó de obtener títulos y, en Francia, fue compañero de su compatriota Enzo Francescoli. Cuando Racing lo trajo, Alfio Basile era el entrenador y el Coco, rápido para advertir qué clase de futbolista tenía enfrente, le armó un equipo para que brillara. Y eso mismo pasó. Debutó el 4 de octubre de 1987 y ese mismo día le convirtió un gol de cabeza a San Lorenzo entrando por el segundo palo. Rápidamente, su pegada en los tiros libres se volvió famosa y todo el club lo adoptó como un símbolo de jerarquía. Querido por la tribuna y cómodo en el vestuario, se volvió figura y fue uno de los emblemas del conjunto que ganó la Supercopa y la Interamericana en 1988.
Paz tuvo dos etapas como futbolista en la institución. La primera se extendió hasta 1989 y la segunda fue de 1990 a 1993. En el medio, vivió una fugaz estadía en el Genoa. Después de marcharse, regaló fantasías en Rampla Juniors, en Frontera Rivera, en Godoy Cruz, en Wanderers de Artigas, en Nacional de San José, en Tito Borjas de San José y en Pirata Juniors de Artigas. En el pico máximo de su extensa carrera, disputó los mundiales de México 1986 y de Italia 1990. En total, entre presentaciones nacionales e internacionales, jugó en Racing 152 partidos y marcó 33 tantos.
“Anduve bien, pero aun así, me cuesta explicar el amor que la hinchada de Racing todavía siente por mí”, dijo alguna vez con algo de incredulidad en una entrevista. Quizás él no encuentre motivos pero a la gente sí le sobran razones para entender el cariño. Por eso este sábado mientras el uruguayo disfruta de su cumpleaños número 61, la institución y la gente lo saludan con el mismo afecto de siempre.
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(Racing Club)