Hace 20 años se inauguraban la primera cancha y los vestuarios del Predio Tita Mattiussi. Aquella gesta de compromiso y amor al club de socios, socias e hinchas, en época de incertidumbre institucional, fue el primer paso de lo que hoy es un centro modelo para la formación de futbolistas, orgullo acádemico que sintetiza el crecimiento y la solidez de Racing Club Asociación Civil.
Los eslabones se fueron creando y uniendo. Porque al rescate emotivo de fines del siglo pasado, en el peor momento institucional, le siguieron pasos que permitieron el crecimiento y la consolidación del Predio Tita Mattiussi. Hasta entonces, Racing no contaba con un espacio propio para el entrenamiento de su cantera. Por eso la protección del terreno en épocas de incertidumbre patrimonial por la quiebra superó la urgencia y tuvo, ya en su origen, una visión trascendente. Luego fue tiempo del trabajo comunitario de socios, socias e hinchas para hacer de aquel enorme baldío sin destino, un lugar en el que alguna vez pudieran afincarse las Divisiones Inferiores de Racing.
Y así fue… En menos de un año, entre septiembre de 1999 -reunión fundacional para el Predio- y julio de 2000, Racing ya había transformado la realidad virtual en una concreta . Hoy, a dos décadas de aquel 9 de julio en el que se inauguraron la Cancha 1 y los vestuarios, el recuerdo emociona y la expansión de lo que hoy se ve en Pitágoras y Spurr provoca orgullo.
Terminada la etapa de resguardo -durante la intervención judicial y el gerenciamiento- se cumplió la promesa de la Mutual que preservaba el bien: la cesión a las autoridades democráticamente elegidas en diciembre de 2008. Y entonces, las obras de infraestructura y las gestiones para conseguir la escrituración de los terrenos fueron objetivos clave.
En los últimos años el desarrollo se dio en espejo, de manera que el tránsito hacia un centro de alto rendimiento para las categorías formativas iba acompañado de trámites en el más alto nivel de los gobiernos provincial y municipal. El resultado de eso es tangible, resulta una evidencia de la causalidad: primero fue el objetivo estratégico, luego el plan ejecutado en consecuencia. Entonces, las pruebas abundan, con ocho canchas (cinco de césped natural, dos de sintético y una para el hockey) en las 13 hectáreas que, sí, son de Racing (12,5 ya escrituradas con la Gobernación y la restante, cedida por la Municipalidad de Avellaneda por 100 años).
Entonces, la celebración de estos 20 años de aquel primer trazo virtuoso adquiere más espesura que una marca en el calendario, pues significa honrar con hechos concretos y relevantes aquella gesta.
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(Racing Club)