En el día de su cumpleaños número 82 la institución saluda con afecto y admiración a quién supo dejar su huella en nuestro club a fuerza de goles y de un campeonato: Pedro Mansilla. Llegado a Avellaneda en 1960 con la obligación de jugar en lugar del gran Manfredini, nada más ni nada menos, enseguida se ganó los aplausos del pueblo académico. Logró el título en en el 61 y gritó muchos goles con el escudo blanco y celeste adherido a su pecho. ¡Feliz cumpleaños Don Pedro!
Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y también como saludo eterno, se recuerda a éstos ídolos en las fechas que ya les pertenecen. Hoy Pedro Mansilla, uno de los grandes de nuestra historia, cumple 82 años de vida. Y la institución lo saluda de nuevo con afecto, respeto y admiración. Como él se lo merece.
Pisó el Cilindro y sintió que las expectativas estaban depositadas en su espalda. No era fácil la situación porque había que reemplazar a un “animal” del gol. Pedro Manfredini había emigrado no mucho antes a Italia y Racing necesitaba un artillero de lujo para retomar el protagonista. La apuesta de 1960 fue entonces traer a Pedro Enrique Mansilla, un delantero nacido el 29 de junio de 1938 en la ciudad bonaerense de Junín. De gran contextura física y de una indestructible confianza en sí mismo, se ganó con el tiempo el apodo de «El Ropero». Y no era para menos. Enseguida se adaptó a un ataque de lujo y se volvió la pieza que Saúl Ongaro precisaba para soñar con el título. Nunca le pesó el enorme caudal de expectativas que los hinchas tenían sobre él. Mansilla estaba destinado a cosas grandes con la casaca blanca y celeste.
Y fue campeón nomás. El hombre surgido de Flandria, que había tenido también un paso por Boca, desplegó su contundencia delante del arco rival con frecuencia para que la Academia obtuviera su decimocuarto título a nivel local el 12 de noviembre de 1961. Se quedó en Avellaneda hasta 1963 y se retiró en el club que lo vio nacer en 1971. Con la camiseta celeste y blanca, jugó en total 63 encuentros y convirtió 23 tantos. Ya retirado, fue un respetable entrenador de conjuntos de ascenso.
Nada mejor que sus propias palabras para describir lo que fue estadía en Racing. “Era muy fácil jugar con ellos: los centros me caían al pie y sólo tenía que empujarla”, declaró alguna vez en referencia a sus compañeros. Orestes Corbatta, Juan José Pizzuti, Rubén Sosa y Raúl Belén, sus socios de todos los domingos, colaboraron bastante para que él sacara a relucir su estampa goleadora, al igual que para formar la que sería una de las delanteras más fantásticas de la historia del club.
Este lunes Mansilla cumple un nuevo aniversario de vida y mientras transita su actualidad en la localidad bonaerense de Luján, Racing lo recuerda afectuosamente esta fecha tan especial y le envía un cálido saludo de agradecimiento. ¡Felices 82 años Don Pedro!
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(Racing Club)