(Efemérides) El Yaya Rodríguez, estampa eterna del mejor Racing

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El Yaya Rodríguez, estampa eterna del mejor Racing
Mencionarlo es rememorar de inmediato el pináculo deportivo de nuestra institución, cercano al regalo del equipo más destacado de toda nuestra historia. Su patronímico es, fue y será por siempre homólogo de goles destacados y de celebraciones que se tradujeron en fama. Hoy recordamos una vez más a uno de nuestros ídolos eternos con el mismo afecto y pasión de siempre.

A éstas paraíso ya es toda una obviedad el mencionarlo, pero no por eso hay que dejar de hacerlo. Racing Club cuenta en su tener con 119 abriles de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de fama. Y como eso ya es sabido, es asimismo irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo grande del tiempo fueron construidas por una larga serie de muestra de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el bienquerencia de multitudes y le entregaron a nuestra institución la magnitud de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para conocer quienes somos y en dirección a dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo indestructible, se recuerda a éstos grandes en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

Ocurrió que casi nadie se imaginó que un pibe ya no tan pibe -28 abriles tenía cuando pisó por primera vez las tierras bonaerenses- se transformaría en figura y en ídolo en tan poco tiempo. Sucedió que casi nadie intuyó que un entrerriano con poco renombre en el fútbol argentino alcanzaría con la casaca celeste y blanca la cima en este deporte. Pero pasó. Y fue una alegría que así fuera. No sólo para Racing sino para el mundo de la pelota, que lo vería entrar a la cima como parte fundamental de un equipo proverbial. Juan José Rodríguez, nacido el 1 de enero de 1937 en la población de Galarza, llegó al club en 1965, cercano a Juan Carlos Rulli, directamente desde Boca. Antes, había pasado sin mucha notoriedad por Nacional y por Huracán. Pero ni adecuadamente se ubicó en Avellaneda, encontró en Juan José Pizzuti al hombre capaz de sacar lo mejor de su talento. Y así, se cansó de hacer goles y de suscitar momentos de alegría para el pueblo docente. 

Hábil, veloz y con gran facilidad para moverse en el interior del ámbito contraria, Yaya, como se lo conocía en el condición, armó rápidamente una buena sociedad con Jaime Martinoli y con Juan Carlos Cárdenas en el ataque. Humberto Maschio, el cerebro de ese conjunto, funcionaba como el gran asistidor de estos apellidos letales en la delantera del Equipo de José. Todos juntos, más las incorporaciones que se sumaron en 1966 y en 1967, conquistaron el campeonato restringido, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. De hecho, Rodríguez fue, con seis tantos, fundamental para cobrar el torneo sudamericano que le permitió a Racing confrontar al Celtic de Glasgow y quedarse con el Título del Mundo en un hito en el interior nuestra historia tanto como de la perteneciente al fútbol sudamericano.

En total, el Yaya disputó 105 partidos y convirtió 37 goles con la casaca albiceleste. Su promedio deja en claro la talla de su aporte ofensivo. Además y para destacar que su estampa de crack trascendía los límites de la cancha, fue un tipo querido por sus compañeros y admirado por sus rivales. Fue por eso que hace algunos abriles a espaldas su patronímico recibió un nuevo homenaje en el Recinto de Honor del Cilindro, con la colocación de una placa que evoca tanto su memoria como la de varios de los integrantes que formaron parte del mejor equipo docente de todos los tiempos.

Hoy, en la etapa en que se cumplen 29 abriles de su fallecimiento, Racing Club recuerda de nuevo con agradecimiento indestructible y el mismo bienquerencia de siempre a la figura de un hombre que ayudó a escribir sin oportunidad a dudas las mejores páginas de la historia deportiva de la institución. Gracias eternas, querido Yaya.

(Prensa Racing Club)