Nuestra historia no empezó ayer y por lo tanto merece ser contada. Para aprender quién es uno y con destino a dónde va uno es fundamental conocer su propia historia; en peculiar cuando es tan rica y gloriosa como la de Racing. Y nuestra institución, con 119 primaveras de vida, posee un pasado repleto de paraíso, que tuvo a lo abundante de tantos primaveras a símbolos que forjaron la identidad colectiva del club, que desataron el aprecio de multitudes y que le entregaron la extensión de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo perpetuo, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias.
Raro es que un posterior izquierdo llegue a consagrarse como ídolo de un club, más si en el cual se desempeña es un sobresaliente. Pero Racing no es un club más y Fernando Paternóster no fue un posterior izquierdo más. Llegó en 1927 desde Sportivo Boedo y comenzó a destacarse al costado de José Della Torre con un estilo de equipo muy personal y que con el pasar de los primaveras lo haría figurar como un precoz en su tiempo en la posición en la que jugaba. Sus acciones apelaban al uso de la sagacidad y la astucia pero de ningún modo nunca a la pierna esforzado ni al equipo rápido a la hora de marcar a los rivales, por lo que se lo apodó como “El Marqués”. Durante los seis primaveras que estuvo en Avellaneda sólo obtuvo un titulo (la Copa de Honor Sr. Adrián Beccar Varela en 1932) pero su estampa y su presencia en la última bisectriz académica perduraron a pesar de su salida.
De Racing se fue a Colombia, a Medellín, y con 30 primaveras de etapa se transformó en uno de los primeros de una gran camada de jugadores que emigraron a aquel país y fueron fundamentales en su crecimiento futbolístico. Como ludópata y luego como técnico logró encima de coronarse campeón, trasmitir sus doctrina y conocimientos en el equipo encima de capacitarse tanto en la técnica como en la preparación física.
El Marqués incluso dejó su sello de distinción en la Selección Nacional con la que vivió tristezas y alegrías por igual. Estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, donde en la final, Argentina cayó frente a Uruguay; al año sucesivo tuvo su revancha ya que se consagró campeón del Sudamericano y en 1930 jugó cuatro partidos en el Mundial disputado en Montevideo, donde nuevamente el equipo cayó en la instancia definitoria a manos de los uruguayos.
Paternóster falleció un día como hoy de 1967; un año que a pesar de estar realizado de paraíso para la institución, incluso tuvo sinsabores y momentos de mucha tristeza como el de la partida de esta figura racinguista. Pero como su presencia y su elegancia en el equipo quedarán por siempre presentes en la historia del club, en este día lo recordamos de nuevo con un mensaje que resume el sentimiento: gracias eternas, querido Marqués.
(Prensa Racing Club)