Se presentó el peor ambiente: desventaja prematura, a los 3 minutos, y un rival que acentuó lo que se presumía. Independiente, que se adivinaba un equipo corto con destino a a espaldas, superpobló su zona y buscó salir rápido con la velocidad de Brian Martínez. Le salió en el 1-0 y en el vallado del primer tiempo, cuando pudo suceder aumentado por el mismo camino.
Racing, con el control total de la pelota, confundió ritmo sostenido con apuro, se repitió en los lanzamientos cruzados con destino a Rojas y olvidó la calma y la clarividencia para filtrar pase, una guisa de variar tanto pelotazo.
Aun con esos defectos y poca influencia de Quintero y Roger Martínez, pudo suceder igualado con un cabezazo de Moreno en el travesaño y un remate suspensión de Rojas cuando la maniobra sugería pase a espaldas. En la tensión y la necesidad ajenas, Independiente estaba cómodo, atrincherado para replicar directo.
El segundo tiempo aumentó la tendencia, con Racing obnubilado, incapaz de superar dos líneas de cinco compactas (de hecho, el único ataque nítido fue un cabezazo de Sigali, a los 5 minutos, tapado por Rey cercano al palo izquierdo), con poco desborde y sin pase entrelíneas. Independiente se afirmó para la contra, sacudió el travesaño con una marranada armada de esa guisa (Canelo por izquierda, centro a Brian Martínez con remate hacia lo alto) y sacó la luz definitiva convencido de que el descontrol indiferente era un dominio fértil. Y así sucedió.
Foto: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)