En Racing hay algo que ya tenemos bien en claro: nuestra historia no empezó ayer y por lo tanto merece ser contada. Para saber quién es uno y hacia dónde va uno es fundamental conocer su propia historia; en especial cuando es tan rica y gloriosa como la de Racing. Y nuestra institución, con 119 años de vida, posee un pasado repleto de gloria, que tuvo a lo largo de tantos años a símbolos que forjaron la identidad colectiva del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias.
Todo comenzó en 1919. Todo se consolidó en 1958. Todo se volvió magia en 2014. Todo se vivió con emoción inexplicable en 2019. Racing y el 14 de diciembre tienen un vínculo especial que se fue solidificando al calor de las grandes victorias que marcan la épica de un club. Si el año tiene 365 días, la Academia parece haber elegido uno especialmente para que confluyeran varias de las celebraciones más importantes. Por eso hay quienes apuestan a que esto sea más una decisión del destino que una cuestión del azar. El destino se construye, en este caso desde los hitos deportivos. Es por eso que los cuatro títulos conseguidos en un mismo día puntual a lo largo de los años no hacen más que decretar a esta fecha como una toda una leyenda que perdurará por siempre dentro de nuestro calendario.
En 1919, después de haber ganado de modo implacable los primeros 12 partidos del torneo, Racing, que ya era la Academia, se consagró heptacampeón tras derrotar a Tigre por 2 a 1. Alberto Marcovecchio, el máximo artillero del certamen con 27 goles, anotó los dos de esa jornada. Fue el primero y el único en el fútbol argentino en conseguir una hazaña semejante y, a un siglo de ese récord absoluto, la memoria sostiene de pie a la tradición que nos volvió el primer grande de estas tierras.
En 1958, por la vigesimoctava fecha, Racing igualó 3 a 3 ante Lanús como visitante y concluyó de la mejor manera una temporada brillante. Perdía por 3 a 1 y lo revirtió gracias a los goles de Wladislao Cap y de Pedro Manfredini. Con el empate le alcanzó para celebrar. Los once fueron Osvaldo Negri, Norberto Anido, Juan Carlos Murúa, Héctor Bono, Cap, Julio Gianella, Oreste Corbatta, Juan José Pizzuti, Mandredini, Urbano Reynoso y Raúl Belén. José Della Torre, notable defensor de la década del treinta, era el técnico de ese equipazo.
En 2014, bajo la dirección de Diego Cocca y con Diego Milito como emblema adentro de la cancha, la Academia venció a Godoy Cruz por 1 a 0 en un Cilindro repleto y cortó una racha de 13 años sin títulos. Ricardo Centurión convirtió el tanto del triunfo con un cabezazo bárbaro en el arranque del complemento. El sprint final fue fenomenal: seis victorias consecutivas para destronar a un River que parecía encaminado hacia la cumbre. En un proceso elocuente de recuperación institucional, la alegría arribó como la muestra de que, luego de años de desconciertos, la senda de la grandeza estaba de nuevo al alcance de la mano.
En 2019 hubo festejo por duplicado y esa fecha mágica, gloriosa e histórica volvió a estar presente por azar del destino y mérito deportivo de Racing. Antes de llegar a ese día, el 31 de marzo el plantel comandado fuera de la cancha por el Chacho Eduardo Coudet y adentro del campo por Licha López se había quedado con la Superliga 18/19 tras un empate en Victoria 1-1 ante Tigre. Ese triunfo le posibilitó al equipo pasar a jugar la final del Trofeo de Campeones a finales de año en Mar del Plata, justamente ante el mismo rival que había llegado a esa instancia tras quedarse con la Copa Superliga 19. Y esa tarde en el Estadio José María Minella dos gritos de Matías Rojas le permitieron al equipo imponerse por 2 a 0 y festejar de ese modo un nuevo título, el número 37, otra vez un 14 de diciembre.
Casualidad temporal y causalidad deportiva. Dos características puntuales que confluyen para darle forma a un mismo punto que a lo largo del tiempo seguirá siendo motivo de gloria deportiva, recuerdos imborrables, emoción sentida y orgullo mayúsculo para todo el pueblo académico. No quedan dudas de que el 14 de diciembre es un día pintado de blanco y de celeste a lo largo de nuestra historia.
(Prensa Racing Club)