Fue arrollador y compacto. Porque en diez minutos Racing ya había sacado ventaja y acumulado tres situaciones nítidas para aumentar esa diferencia. El gol de Matías Rojas condensó la manera que identifica al equipo: presión en el medio para la recuperación inmediata de Nicolás Oroz sobre Cabrera, salida en velocidad con Enzo Copetti y apertura a Rojas, en posición franca de ataque. El zurdazo del paraguayo, casi sin darle recorrido a su pie hábil, fue el cierre de calidad para el 1-0. Que pudo haber llegado a más luz con remates de Tomás Chancalay, Enzo Copetti (salvo Gissi en la línea) y un toque de Rojas en el área chica, sin custodia, perdido junto a un palo.
Racing funcionaba a la perfección, con apenas una caída de tensión entre los 20 y 30 minutos del primer tiempo. El local tuvo un remate de González, desde afuera, que rebotó en un poste como única manifestación de peligro para Gabriel Arias. El equipo de Fernando Gago no dio otra chance porque a los 30 minutos, Nico Oroz volvió a influir de modo decisivo con un anticipo a Cabrera, gambeta a Coronel y asistencia con pase atrás a Chanca para un zurdazo exacto: 2-0 y dominio pleno.
Hubo un cambio notorio en la segunda parte, cuando Racing ocupó el bloque bajo con la idea de regular energía y aprovechar el campo amplio cerca de Cambeses. No salió con frecuencia, salvo en un par de remates de Carlos Alcaraz (reemplazante de Rojas). Sí salieron, en cambio, las intervenciones clave de Arias, otra vez top para impedir cuatro disparos que buscaban red a Chaves, Urzi, Cruz y Palacios. Difícil de imaginar la profundidad de Banfield, en general con pelota largo, luego de aquellos 45 minutos casi perfectos.
Se ganó y esa urgencia era la principal demanda a satisfacer. El buen juego, que estuvo, seguramente tendrá prolongación.
Fotos: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)