Racing Club: Gaby Fénix

Racing

Vuela adentro de la cancha. Y aunque la afirmación no haga referencia a un concepto literal, casi parece como si lo hiciera. Es por eso que mientras sus compañeros lo persiguen con la boca llena de gol para festejar el tanto del triunfo ante Talleres y el arquero Herrera sigue aún mirando la pelota girar adentro del arco, Gabriel Hauche vuela. Abre sus brazos a más no poder hasta que ambos parecen asemejarse a alas y luego se golpea el corazón con su mano derecha, mientras esboza en el aire tras un salto una especie de ascenso fugaz hacia ese sol que representa toda la gente que lo observa llena de júbilo adentro del Cilindro. Lo abrazan con el cuerpo sus socios futbolísticos en la cancha y hace lo mismo con el alma cada racinguista que lo ve levantar el puño bien en alto, tanto en el estadio como en el mundo entero. Y él lo percibe. Lo imagina. Lo sabe. Es sin dudas un abrazo mutuo, de esos que brotan desde el alma y llegan más allá del sol. «Desde que me fui nunca pude volver al Cilindro hasta antes del partido ante Gimnasia. No me pasó ni siquiera de jugar en contra con público presente, por suerte. Porque hubiera sido difícil. Nunca se me hizo fácil jugar en contra de algún equipo en el que estuve y menos contra Racing. Por eso es muy lindo lo que me está pasando desde el día en que se hizo la presentación oficial y luego, tras el arranque del torneo. Fueron muchas sensaciones viejas las que volvieron a aparecer, junto a otras nuevas que se me generaron», le explica el delantero al sitio oficial del club con partes iguales de emoción y de seriedad, dos de las características que lo distinguen desde el inicio de su carrera con la pelota como compañera. Esa misma que lo tiene hoy de nuevo en pleno vuelo con el escudo académico pegado al pecho. «Más allá de lo que pienso, a veces lo manifiesto también en las redes sociales: es muy lindo estar otra vez acá y ponerme esta camiseta antes de cada entrenamiento y de cada partido. Y lejos estoy de querer caer mejor al decir estas cosas, porque siempre me manejé del mismo modo respetuoso y profesional al respecto a lo largo de todos mis años pasados de carrera. Si digo esto es porque valoro un montón todo lo que me está pasando. Así lo siento. Y cuando le das valor al lugar en el que estás y lo respetás, las cosas se te dan», dice Hauche para cerrar su idea con la misma claridad conceptual de siempre. Esa que entregan la cabeza y el corazón cuando están en sincronía.

No hay nada mejor que casa

Lo siente adentro suyo como la primera vez que llegó al club, aunque sabe bien que no lo es. Se trata nada más y nada menos de su tercer ciclo en Racing. Y más allá de que se trate de un detalle para nada menor y sin muchos antecedentes contemporáneos, eso se nota. Porque la vida sigue siempre hacia adelante con su curso imparable, como el que él esboza cada vez que tiene a un rival enfrente y busca gambetearlo antes de encarar hacia el arco rival. El partido avanza. Hauche lo sabe. Por eso entiende y disfruta a la vez de que ese curso de acontecimientos suceda tal y como se le dio hasta ahora. Todo pasa por algo. No es el mismo que llegó a Racing allá por el verano del 2010 con ansias de gloria y que se fue hacia el Chievo Verona con la ilusión europea en el 2012 para cerrar ese primer ciclo. Tampoco es quien regresó de manera prematura desde Italia al año siguiente y que tuvo que esperar hasta finales del 2014 para coronarse aquella mágica noche del 14 de diciembre, en donde llegó al punto más alto de su carrera en cuanto a resultados y gritó campeón junto al Racing comandado por Milito y por Saja. Luego del título volvió a emigrar fuera de nuestro fútbol y comenzó un recorrido deportivo y personal que lo llevó por muchos lugares al igual que por muchas situaciones. Pasó por México -Tijuana y Toluca- y por Colombia -Millonarios- antes de retornar al país -un segundo paso por Argentinos Juniors y Aldosivi- para establecerse desde inicios de este año de nuevo en Racing. Y también cambió su mundo: se transformó en esposo y en padre de familia, además de modificar su concepción sobre muchas de las cosas que lo rodean. Creció. Maduró. Evolucionó. Se reinventó sin dejar de ser el mismo. Y aunque parezca paradójico, no lo es. Tan sólo basta con escucharlo y comprenderlo.

RC – Más allá de lo que se ve adentro de la cancha, ¿Cómo te sentís realmente tras esta nueva vuelta?

GH – Aunque entienda que me quedan menos años por transitar en este camino del fútbol de los que me quedaban hace tiempo atrás, no por eso me siento menos vigente. Soy mucho de preguntarle a la gente en la que confío como me ve, para apoyarme en eso además de en mis propias impresiones a la hora de saber que debo mejorar o en que debo focalizar mi trabajo. Pero también sé que todo eso se termina a la hora de entrenar y de competir. Si vos entrenás a la par de tus compañeros, en especial cuando son más jóvenes, eso quiere decir que estás bien. También pude adaptar mi propio juego con el paso de los años y logré que en la actualidad mis actuaciones quizás más destacadas hayan sido más cerca de las bandas y no tanto como nueve como me pasaba tiempo atrás. Jugar hoy por hoy sobre los costados implica un desgaste extra que no sólo está focalizado en atacar.

RC- Justamente eso que marcás se nota desde afuera: un estado físico muy parejo más allá de los partidos. ¿A qué se lo atribuís?

GH – Para mí estar bien siempre es fundamental desde el entrenamiento. Quizás haya otros jugadores que tal vez pueden cuidarse un poco menos, porque saben internamente que les sobra más desde la cuestión futbolística. Yo siempre entendí que nunca me iba a sobrar nada en ningún aspecto, entonces le doy suma importancia a todo: desde estar bien físicamente a todo nivel hasta estar atento en lo táctico. Trato de que todo conspire a mi favor. Después puede suceder que igualmente y más allá de eso juegues bien o mal.  Pero creo que yo los días de partido competí siempre. Tal y como lo hice acá en su momento o como lo hago hoy. Para mí fue siempre así. Nunca dejé de pensarlo durante toda mi carrera. Cuando uno siente que puede jugar al mejor nivel junto a los mejores y además de destacarse logra hacer goles, creo que hay que tener tranquilidad. Y yo estoy tranquilo con respecto a eso. Para jugar a este nivel y además hacerlo como a mi me gusta, hay que entrenarse bien. Y a eso apunto: a estar preparado para el momento en que se me necesite. Siempre.

RC – ¿Y el mundo fuera de Racing como te encuentra? Porque pasaron muchas cosas antes de tu regreso, no sólo en el club sino en tu vida…

GH –  En lo personal me siento bien. Sé que si no hubiese estado preparado para volver, honestamente hubiese llevado mi carrera hacia otro lugar. Y sin embargo, apenas me llegó la posibilidad, no lo dudé. Tenía otras propuestas que podían concretarse, así como continuar en Aldosivi, que era un lugar en el que la estaba pasando bien. Pero obviamente también influía la cuestión familiar, ya que estaba sólo en Mar del Plata mientras que toda mi familia se había quedado en Buenos Aires, por lo que creo que era entendible también el poder afrontar un nuevo desafío que me permitiera estar más cerca de mis afectos.

RC – ¿Qué te dejó ese paso por Mar de Plata antes de llegar de nuevo a nuestro club? Porque fue relevante para que hoy estés de nuevo acá…

GH – Me encontré con un club lleno de buenas personas y de buenos compañeros en el grupo. Aldosivi fue la institución que me abrió las puertas en un momento en el que sino, yo me iba a quedar sin poder jugar. En ese momento a mí me convino sumarme desde lo deportivo y más tarde, llegó la chance de poder volver a Racing. Pero si me tenía que quedar ahí, estoy seguro de que la iba a pasar bien porque repito: encontré un gran lugar. Y sé que en algún momento futuro de mi vida futbolística activa o luego del retiro, si es que me dedicó a ser entrenador o a otra tarea ligada al fútbol, estoy seguro de que voy a volver. No dudaron en abrierme las puertas en un momento complicado para mí. Y esas cosas se valoran. Porque si hoy tengo la posibilidad de estar vistiendo de nuevo la camiseta de Racing, es gracias a lo que hice en Aldosivi. No tengo dudas de eso y siempre voy a estar agradecido por ello. 

RC – ¿Con qué aprendiste a lidiar de otro modo dentro del fútbol con el paso de los años y las experiencias vividas?  

GH – A nivel familiar los resultados me afectaban mucho más antes que ahora. Aprendí a separar esas situaciones. Uno siempre quiere ganar, está claro. Pero más allá de como se de el resultado final, eso no implica el privarse de poder disfrutar un momento compartido junto a quienes uno más quiere. Obviamente se intenta no quedar tan expuesto en situaciones puntuales, pero aprendí a entender que lo importante es saber que se dejó todo en la búsqueda de un objetivo, que luego puede darse o no adentro de la cancha. Y eso también te hace ir creciendo como persona y como padre de familia, en mi caso. Quizás antes me limitaba según el contexto y más en Racing, donde siempre se está más expuesto. Pero con el paso de los años aprendí a vivirlo de otra forma. Y en eso me ayudó mucho mi paso por el fútbol mexicano, en donde hay otra forma de convivir con resultados que a mí me llamaba la atención al principio, tras mi llegada al Tijuana. Pero eso me hizo entender que se puede poner en práctica lo que yo pensaba: que en el fútbol no todo es vida o muerte en cuanto a los resultados. Son una consecuencia deportiva. Uno tiene que saber que entrega todo lo que tiene en los entrenamientos y en los partidos, pero que luego el resultado final no va a depender ni de una persona, ni de dos, ni de tres, sino que se trata de un juego colectivo. 

Juntos a la par (otra vez)

El mundo del fútbol suele estar habitado por una dualidad que entrega belleza y hostilidad en partes iguales. Esa no es ninguna novedad. En este caso puntual, el agua que corrió por debajo del puente desde la partida del delantero campeón a tierras mexicanas hasta el inicio de este 2022 fue mucha. Fue quizás este contexto junto al de muchas inentendibles conjeturas de esas que rodean al mundo de la pelota, los factores que despertaron voces tanto a favor como en contra del regreso del hombre oriundo de Remedios de Escalada. Pero siempre resulta imposible demostrar hacia afuera lo que no se cree con convicción ciega puertas hacia adentro. Por eso y más allá de la confianza depositada por Racing para apuntar a su regreso, hubo otro factor igualmente fundamental que sustentó esa vuelta: Hauche nunca dejó de creer en Hauche. Y al igual que esa criatura mitológica de la Grecia antigua, él supo reinventarse desde el fuego generado por sus propias acciones, aún en los momentos en que tal vez diera la impresión de que ya no podría hacerlo. «No vine acá a ver pasar las cosas. Vine a estar, a ser útil en la posición en que se me pida y durante el tiempo que quieran que lo haga. En definitiva, todo va a depender de lo que yo haga cada vez que tenga la oportunidad de demostrarlo en la cancha. Yo siempre quiero ganar», afirma el delantero con una parsimonia tan creíble como la fe en sí mismo que ostenta. Ese sentimiento sustentado al abrigo del sacrificio y del esfuerzo, pregonados a lo largo del tiempo y que llevan a que sea imposible no darse cuenta entonces del porque de un vuelo que cada vez es más alto.

RC – ¿Qué pensás con respecto a cómo se dio tu segundo regreso?

GH – Que se dio en el momento justo. Y si no se dio antes, también fue por algo. Siempre estuvieron las intenciones de mi parte para volver e hice hice todo a mi alcance para eso. Después, por esas cosas que tiene el fútbol no se dio y siempre lo acepté. Creo que en el último tiempo todas las cosas que me pasaron a nivel deportivo y extradeportivo me hicieron crecer más aún como persona. Entendí que lo más importante son los compañeros, siempre. Más la familia y la gente cercana que te apoya y obviamente el club que te sostiene.

RC – ¿Y cómo se dieron las cosas en esta oportunidad?

GH – Terminé de hablar todo un viernes a la noche y el lunes siguiente tuvimos otra charla en la que se terminó de definir todo. Así pasó básicamente. Se dio todo como muchas veces lo desee desde el momento en que me había ido. Fue además la ocasión en que más rápido y de manera más sencilla cambié de club y, a su vez, la que más deseaba. A veces el destino también te regala esos momentos. En esta oportunidad se me dio todo súper rápido y sencillo. No me puedo quejar. Me fuí de vacaciones sin incertidumbres y después ese sentimiento se transfomó en ansiedad para que llegara el 3 de enero, que fue la fecha en que comenzó la pretemporada. Ya me sentía jugador de Racing pero sabía que aún no lo era en la previa, hasta que llegó el día del arranque de los trabajos. Pero a partir de ese momento sí fue así para mí. Volví a tener todas las sensaciones que ya había vivido: el volver a entrenar al estadio, el reencontrarme con un montón de gente del club que hacía mucho que no veía y con la que había compartido muchos momentos lindos y también feos. Fue recién en ese momento en el que tomé noción de que se me estaba volviendo a dar eso que había deseado durante tanto tiempo.

RC – ¿Cómo manejaste la distancia particular con el club mientras tu carrera te puso en otros sitios?

GH – Aprendí mucho en estos años y creo que siempre mantuve el mismo perfil bajo que estuvo sustentado en mis creencias de respeto hacia el trabajo propio y también hacia el ajeno. Además, entendí que una palabra de más, un punto, una coma o una pausa cuando se forma parte de clubes, no sólo de Racing sino de cualquera, significan mucho. Hay que tener cuidado y responsabilidad, porque no sólo se expone uno mismo, sino también al plantel, a los directivos y a la institución. Por eso preferí y prefiero que me analicen siempre por lo que hago adentro de la cancha, aunque sé cuales son las reglas del juego y siempre mantuve la misma idea de manejarme con perfil bajo y de manera responsable en todos los aspectos.

RC – ¿Lo decís en especial con respecto a lo que podías declarar en los medios que siguen a nuestra institución?

GH – Estando fuera del mundo Racing nunca me interesó dar notas al respecto. Y se contactaron conmigo en muchas ocasiones para hacerlo; en especial en la previa a partidos o a fechas puntuales. Y más allá de haber hablado en alguna ocasión muy puntual, decidí manejarme de esa manera. Nunca me gustó hacer autobombo. Es algo que no me identifica, ni me hace sentir cómodo. Pero sobre todo, siempre entendí que los protagonistas principales eran los planteles y los entrenadores de turno dentro del club. Y tenía presente que dentro de ese contexto quizás algo de lo que yo podría decir podría caería mal en ese grupo, por lo que preferí tomar esa postura. Pero no fue por antipatía personal o por no querer hablar de Racing, sino por ser respetuoso con quienes estaban y también por la institución, al igual que para con toda la gente del equipo que yo representaba en esos momentos puntuales. Y fue algo que me costó, porque cuesta abstraerse del mundo de Racing. Pero ante la idea de que podía ser malinterpretado, elegí tomar esa postura. Si se daba la chance de volver, sería por los mecanismos que tenían que darse para que sucedieran y no por algo que yo pudiera llegar a expresar de manera pública. Tal y como pasó en esta ocasión.

RC – ¿Y qué fue lo que encontraste en esta oportunidad acá desde el último 3 de enero?

GH – Mi comportamiento desde el momento en que me enteré que iba a volver fue el de saber que regresaba a formar parte y a entrenarme para ser una ayuda cuando el entrenador lo necesitara, por lo que tenía que estar preparado de la mejor manera posible para eso. También sabía que había gente muy positiva e identificada con el club, con muchos años en el plantel y que venía trabajando muy bien. Entendí que esa era la manera correcta de proceder: entrar a un vestuario nuevo de la manera más respetuosa posible y alineándose con esas personas que intentan generar en Racing lo que se vio en el último tiempo, que es armonía y que sólo se hable de fútbol. Yo tenía esa visión desde afuera y la corroboré una vez más cuando llegué: vi a gente humilde y sencilla, mas allá de tratarse de jugadores con un largo recorrido en nuestro fútbol y con experiencia de Selección, junto a otros más jóvenes con mucho talento y ganas. Yo intento ayudar a los más grandes y a los más chicos en todo lo que pueda, como considero que ellos también lo hacen conmigo. Creo que es por ahí el camino a seguir. El fútbol es eso: es conjunto, es llevarse bien, es relacionarse. Cuanto mejor funcionan las cosas afuera, luego lo hacen de una mejor manera adentro de la cancha.

RC –  ¿Qué pensás con respecto al Hauche qué hoy está en Racing?

GH –  Al igual que lo pensé en el resto de los clubes por los cuales pasé y como se lo dije también en su momento a gente cercana a mí, mi deseo era que me vieran bien para que yo pudiera ser una opción. Después, tengo en claro que al puesto hay que ganárselo y que siempre está presente esa competencia sana dentro de un plantel. Pero yo estaba convencido en que quería hacer las cosas de la mejor manera posible para poder tener esta posibilidad. Con el correr de los años veía que se me hacía cada vez más complicado, pero finalmente me llegó y estoy muy contento, así que la voy a seguir aprovechando como lo estoy haciendo desde enero. No voy a dejar nada librado al azar. Y sé que la voy a disfrutar mucho más que antes. No tengo dudas, porque de hecho es algo que ya me está pasando. Cuando vos deseas tanto algo y se te vuelve a dar, pensás en grande y en positivo. Y también creo que por algo me llegó esta nueva chance. Si me hubiera tirado a chanta hace un par de años atrás y me hubiera apoyado en lo que ya había hecho en vez de seguir trabajando por lo que hacía en el día a día y en lo que podía llegar a hacer, esta oportunidad no se me habría dado, ni tampoco otras que tuve antes. Entonces, siempre entendí eso: que cuanto mejor me entrenara, más años iba a poder extender y disfrutar de mi carrera. Y sobre ese camino estoy hoy acá. Estoy contento con todo lo que he venido haciendo durante este tiempo. Al mismo tiempo, no considero a este presente en Racing como la frutilla del postre, sino que creo que me llegó en un momento ideal y estoy súper feliz por eso. Lo he manifestado constantemente desde que volví y no quiero tampoco caer en la repeticion, pero es así. Es algo que se me nota, tanto en el día a día acá en el club como también fuera de él.

(Prensa Racing Club)