Pudo haber sido una victoria por resultado y por postura en buena parte del primer tiempo. Fue empate 2-2 y eso obliga profundizar los síntomas positivos y trabajar en las correcciones que todavía demanda la formación. Antes del 2-0, Racing pudo haberse puesto en ventaja con las situaciones más nítidas hasta entonces en el lapso de un minuto. Hauche no pudo empujar una pelota peinada por Piovi ante un córner servido por Rojas y, al instante, Cardona llegó desacomodado para definir con zurda, en el área chica, un pase de Miranda. Ya acomodado, con los volantes más acertados para cortar y salir por afuera, el equipo se acomodó y se puso en ventaja. Penal bien sancionado de Rotondi a Hauche y derechazo de Cardona bien arriba, a la izquierda de Unsaín. Poco después -y luego de un remate de Correa que terminó en el palo izquierdo- fue el Demonio el que resolvió con un giro de derecha una asistencia de Correa. El descuento de Merentiel, en el cierre del primer período, llegó luego de que Martínez no pudiese asegurar una pelota que él mismo había recuperado y eso derivara en una maniobra por la derecha del ataque local, con centro rasante y definición de primera.
El golpe del descuento prematuro luego del 2-0, porque Racing tenía control y eso se había traducido en ventaja, pareció haber influido en doble sentido: estímulo para Defensa y Justiica e inseguridad para Racing, que no pudo aguantar el resultado más allá del inicio del segundo tiempo. El 2.-2, luego de una maniobra colectiva bien ejecutada que fue de izquierda a derecha para el toque de Pizzini, puso a Racing en la obligación de no zozobrar y de recomponerse. Lo fue logrando de a poco, ante un rival exigente que cumplió las presunciones sobre su capacidad de exigencia.
Queda el buen momento que le permitió al conjunto ejercer dominio en el marcador. Ahora hay que prolongarlo
Fotos: Paola Lara.
(Prensa Racing Club)